Manifestación a pie de asfalto
No era la primera vez que uno participaba en un evento de esas características, el colectivo venido de diferentes lugares del país nos dimos cita en la capital del Estado; no era una manifestación más, era Nuestra Manifestación.
Fuentes de eitv.com, estiman que fuimos “varios miles de personas”, las que nos dimos cita en las calles de Madrid, sin importarnos el frío, ni el madrugón que nos dimos, éramos miles pero con un solo corazón, luchando pacíficamente, y dando a conocer a la ciudadanía en general que tenemos unas necesidades.
Sí, éramos muchos reclamando nuestros Derechos que son en algunos casos, o en todos autenticas necesidades; eso ellos no lo ven o no lo quieren ver; se están cargando unos derechos que nos pertenecen, que nos ha costado treinta años conseguir, como dijo una de las intervinientes en el Manifiesto final.
Unas de las características que tenemos, es que somos un colectivo que genera empleo, ese factor lo tenían que valorar; son unas quince mil personas las que nos atienden diariamente, las que nos hacen sentir personas, y por ellas también hay que luchar.
Meditemos qué es una manifestación: ¿causa efecto? Francamente, uno opina que no; sí, uno volvería a ir, pero causaría mayor efecto enfrente de Moncloa, de la Zarzuela, en la calle Ferraz 70 (PSOE), que se enteren de una buena vez el gran destrozo que han hecho; gran culpa de este problema la tiene el anterior gobierno…
Sí, sabemos que hay crisis, que todos tenemos que “arrimar el hombro”, no olvidamos a las familias que mal viven con cuatrocientos euros al mes, o quizá menos, nos solidarizamos con todos ellos.
Nuestro colectivo sufre de muchas carencias que ya se dejan notar, necesitamos ayudas para los centros, que paguen al personal que nos atiende, así como al personal domiciliario, que tampoco nos olvidamos de ellos, a los asistentes de la tercera edad y a todo el personal que trabaja en el mundo de la discapacidad.
Somos concientes que estamos atravesando una crisis, que como miembros de esta sociedad la tenemos que padecer, pero no a costa de nuestros centros, no a costa del personal que nos atiende y no a costa de unos servicios que son vitales para nuestro colectivo.
