El calor y los alimentos
Todos estamos notando los rigores del verano, hay aspectos positivos y muy agradables, como la playa, la brisa del mar, los paseos plagados de bares que ofrecen mil y un plato a cual más sabrosos; y esos helados monumentales que más que helados parece verdaderos monumentos con sus bengalas y todo.
Cuando uno se sienta en una terraza y pide una ensaladilla, da por hecho que está en buen estado, se presupone que ese alimento es apto para el consumo; a las dos horas descubrimos que aquella comida nos ha hecho daño, ya es demasiado tarde para remediar la situación.
Es muy difícil probar que el motivo del malestar sea aquella ensaladilla, por casualidad nos enteramos que otras personas se han visto afectadas por la misma comida; en tal caso no hay duda, aquel alimento no estaba en condiciones.
Entonces, hay razones suficientes para investigar el bar o restaurante, empleando las medidas oportunas contra el local; pero puede ser que la causa haya sido producida por un fallo en el frigorífico el excesivo calor, algo que no salió bien en la elaboración del plato.
Un error fortuito es perdonable, y más si el local tiene todos los permisos en regla; pero si no fuera así, los afectados tienen todo el derecho del mundo a denunciar al dueño; si el daño hubiera afectado a varias personas.
En estos casos es aconsejable ponerlo en conocimiento de la Autoridad, quien tendrá que proceder en consecuencia; si ha ocurrido varias veces, cosa que por lo general no sucede, pero si fuera así, se incurriría en un delito continuado contra la salud pública.
Afortunadamente, estos supuestos no suelen pasar, y podemos gozar de unos buenos aperitivos y comidas fuera de todo peligro; el sector hostelero da muestras de su buen hacer por nuestras costas, y salvo alguna excepción, podemos gozar de una buena gastronomía.