La trivialidad política engulle el Marenostrum
Mare meua que desastre! Es lo primero que me vino a la cabeza el pasado viernes cuando mi hija me dijo que se suspendía el Marenostrum Music Festival, dejando a más de 17.000 jóvenes en la calle y sin entradas. ¿Qué no tienen licencia?, pero ¿cómo es posible si los chavales ya están haciendo cola para entrar?
Y es entonces cuando te das de bruces con la realidad y una vez más vuelves a constatar que el sistema político-administrativo-burocrático-funcionarial realmente hace aguas por todas partes y que asusta la trivialidad con la que los políticos afrontan los problemas de sus conciudadanos.
Los organizadores achacan la decisión a intereses totalmente políticos y al miedo a no defraudar a una organización ecologista que se supone que es afín a los suyos (bueno, a una parte de los que gobiernan en estos momentos nuestra Comunitat). La Administración, por su parte, califica de irresponsables a los promotores por vender entradas sin contar previamente con los permisos preceptivos necesarios.
Y tú… lo que realmente te preguntas es cómo los gobernantes son capaces de jugar con el pan de los empresarios de una forman tan baladí, cómo pueden permitir que unos cuantos se arruinen en unos pocos días, que muchos proveedores den por perdido el año y no levanten cabeza, que se pierdan puestos de trabajo y que se deje de generar un impacto económico de tres millones de euros. ¿De verdad que no era posible saber con la antelación suficiente que el informe no iba a ser favorable?. ¿De verdad que no era posible paralizarlo a tiempo y no a pocos días de la celebración?
Esto es lo que resulta realmente indignante. Que los políticos puedan acabar su jornada laboral simplemente lamentando el hecho de que miles de chavales tengan que volver a su casa sin concierto y calificando de imprudentes a unos organizadores que han apostado y se han jugado los duros por un proyecto. Mañana se levantarán y seguirán con su agenda… y de camino, alguien se los volverá a encontrar, a los que gobiernan, digo, y volverá a tropezarse con la cruda realidad, porque nadie se preocupará por darle una respuesta a tiempo para que pueda reaccionar. Simplemente lo hundirán. Total, es un empresario nada más.
