Mucho talante y poca vergüenza

Lo que está haciendo Marruecos en el Sáhara clama al cielo ante la complacencia de un Partido Socialista que vuelve a dar fe de su baja altura moral. El primer Ministro marroquí tiene, además la poca vergüenza de tachar de “espíritu colonial” las declaraciones de Rajoy contra la actitud del ejecutivo, que, según el marroquí “se inscriben en el marco de una campaña electoral incendiaria”. Ahora resultará que tiene que venir este sátrapa a decirnos cuándo y cómo tenemos que hacer una campaña electoral.

Precisamente el mandatario de un país en el que gran parte de su gente tiene que dejarlo todo para buscar un futuro, no siempre mejor, porque su gobierno no les puede garantizar el pan pero sí que tiene 2 millones de dólares diarios para oprimir al pueblo saharaui.

Aquí en casa, Trinidad Jiménez dice que España siempre ha defendido la libre autodeterminación del pueblo saharaui, y miente: fue ella misma la que, en calidad de Secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, pidió al Frente Polisario que renunciara a tal derecho.

En todo caso, el gobierno de Zapatero huye de asumir las responsabilidades que España tiene entorno a la cuestión y de mantener una posición clara y sin fisuras frente a la tiranía. Máxime cuando España sigue siendo la potencia administradora de iure en el Sáhara Occidental, donde los periodistas no pueden entrar pero Marruecos tiene desplegadas el 90% de sus tropas. Ciento veinte mil hombres que aplastan cualquier suspiro de libertad de un desierto que hoy llora el abandono de la que fue su madre patria y la hipocresía de un Partido Socialista que ha incumplido su promesa de estar con los saharauis “hasta la victoria final”.

Tiene además la señora Jiménez el descaro de decir que ésta “no es una cuestión bilateral” sino que compete a eso que llamamos “comunidad internacional” y que es algo así como un cajón de sastre donde meter todos los asuntos que no nos conviene afrontar. Si así fuera, ¿por qué no encabeza España una propuesta ante la Unión Europea para acabar con la dominancia abusiva de Marruecos sobre un territorio que fue español? ¿No le basta al gobierno con que la oposición, los españoles y el sentido común así se lo indiquen? ¿No habíamos quedado cuando fuimos a Irak en que era “el pueblo” el que tenía la última palabra?.

Añade además la titular de exteriores que no existen datos contrastados sobre lo que está pasando en Marruecos: ¿por qué no denuncia entonces el gobierno la censura informativa que está practicando Marruecos en un territorio sobre el que España es la administradora de iure? ¿Cómo pretende Exteriores que existan datos fiables si Marruecos detiene a los periodistas españoles que intentan acceder a la zona?

Insiste el gobierno socialista en que la estabilidad de Marruecos es fundamental para la estabilidad de España. Pues fíjese, no debería ser así, y mal vamos si para no entrar en guerra con los vecinos tenemos que pasar por el aro de sus atrocidades. Mal vamos si nuestro silencio y la capacidad de España para tener su propia posición en el mundo se supedita a tener contenta a una tiranía que atropella día a día el derecho internacional y nuestros intereses. Mal vamos si nuestra estabilidad depende de tener contento al opresor.

Y es que, en definitiva, una política exterior no la hace quien quiere, sino que quien puede. Y el gobierno de Zapatero no puede. Ni quiere. Porque mientras lamentamos la poca vergüenza de este gobierno en la cuestión saharaui, no nos acordamos de los 5 millones de parados.