De la desafección política al Pacto por la Infraestructuras
La ciudad de Castellón vivió la semana pasada un ejemplo de lo que es política de calidad, inteligente y con vocación de servicio al ciudadano. El Pacto por las Infraestructuras escenificó el consenso sobre una cuestión que afecta al futuro de la ciudad y que va más allá del color político.
Dicen que la diferencia entre un político y un estadista es que el primero piensa en las generaciones presentes y el segundo, además, en las futuras. PP, PSOE y BLOC se unieron para reivindicar las inversiones que la ciudad necesita en un gesto de responsabilidad política que deberíamos ser capaces de exigir muchas veces a nuestros políticos y que ellos deberían ser capaces de llevar a cabo, en cuestiones de calado sobre las que la unión de fuerzas es la única respuesta efectiva.
Y es que la clase política no es más que una pequeña muestra de la sociedad. Como en ésta, hay ladrones, gente de bien, indeseables, gente inteligente y gente incapaz. Como sus representados, también las élites políticas dan verdadera lástima muchas veces, y como sus representados, también es de aplaudir su actitud en no pocas ocasiones. Fenómenos como la desafección política, que describían a la perfección los politólogos españoles Montero y Torcal, se dan precisamente cuando una sociedad no es capaz de sentirse identificada con sus instituciones. No se trata ya de la dinámica partidista, sino de algo que va más allá: de un cansancio generalizado hacia el funcionamiento del sistema. Como reza la máxima de todo politólogo, no se trata de vencer con la fuerza sino de convencer con la razón.
La desafección política, propia de países con democracias consolidadas y sistemas económicos avanzados, responde a una incapacidad política para hacer partícipe a una sociedad de las decisiones que se toman. Pero no nos engañemos: responde también a una falta de voluntad ciudadana por exigir, actuar, estar informado y participar políticamente en las posibilidades que la democracia pone al alcance del ciudadano. La cultura política juega un papel fundamental en este aspecto, pero también la capacidad pedagógica de quienes ostentan el liderazgo de nuestras instituciones, que no son otros que nuestros políticos. Porque al final hacer política es, antes que nada, explicar, explicar y explicar. Explicar al ciudadano el por qué de una situación, explicarle el por qué de una decisión y explicarle, también en el momento de votar, el por qué hacerlo por uno y no por el adversario.
Y esa explicación funcionó el pasado jueves cuando los tres partidos del Ayuntamiento de Castellón dieron sus motivos para suscribir el pacto. El interés general estuvo primero, dejando aparcada la confrontación diaria, la táctica política, en pro de la estrategia, que pasa por reivindicar al Estado y al gobierno autonómico lo que los representantes de la ciudad creen que es de justicia para ésta, buscando el compromiso de las instituciones con el futuro de Castellón. Conscientes de que el nivel local es el más maltratado presupuestariamente a la vez que es el que está más cerca del ciudadano, la oposición supo dejar de lado su acoso y derribo hacia el partido del gobierno y éste tuvo la voluntad y la humildad para tender la mano a sus rivales en beneficio del ciudadano.
La confrontación política seguirá, el PP continuará demostrando a los ciudadanos por qué debe seguir gobernando y la oposición intentará desmontar uno a uno dichos argumentos. Pero por lo menos los ciudadanos de Castellón tienen otra buena razón para creer en la política.
Antonio Muñoz Molina, 05/07/2010: "Tenemos una clase política omnipresente y parásita que se ha adueñado de todas las instituciones y las ha multiplicado en su propio beneficio, para alimentar sus redes clientelares a costa de la profesionalidad y la eficiencia de la administración. Alguna vez nos daremos cuenta de que este tinglado político es insostenible. No puede ser que haya escasez de maestros o médicos y que no estén bien pagados y en cambio el número de cargos políticos o clientelares se multiplique sin control." Fuente: http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/683/Antonio_Munoz_Molina Ahí está el problema. Todo lo demás es vender humo e intertar perpetuar este sistema ineficiente y corrupto desde la base.