El plan de Torra
Parece que las aguas vuelven a bajar más calmadas en el caso (o intento) de la independencia de Cataluña, aunque ello no ha supuesto que haya un gobierno catalán que hable de política y de los problemas reales de la ciudadanía. Su discurso es el de siempre: bandera, bandera, bandera. Y si para ello necesitan formar gobiernos a base de retales de viejos partidos anteriormente enfrentados, lo hacen. Aún así, la ley les ha vencido, y por tanto han tenido que retroceder. Cualquier cambio que se quiera hacer, aunque posible, ha de ser necesariamente legal y constitucional.
Ahora Torra amenaza con seguir con su plan para la secesión, o lo que es lo mismo: su plan para la división. No calculan lo que supone en pleno siglo XXI levantar una frontera para separarse de Europa, una unión que nació con el objetivo de superar los nacionalismos.
El Gobierno de España no puede hacer más que lo que ya hizo y lo que está haciendo. Aplicar la ley debe ser su única vía. Prueba de ello es la impugnación del Pleno del Parlament que ha hecho el ejecutivo Sánchez. Por esa, y no otra, es por la única vía que se ha de transitar. Si el plan de Torra es volver a saltarse la ley, no tiene cabida en una democracia europea, moderna y constitucional. El que avisa no es traidor.