Mi ego ha sufrido un serio varapalo
El pasado siete de julio, publique un artículo “El desolador presente”, en el que mostraba la preocupación y sorpresa que me causó, ver a unas personas rebuscar dentro de los contenedores de basura.
Hoy, día 20 de setiembre de 2.012, mi ego ha recibido un serio varapalo, ha llegado a un límite casi insostenible.
Mi agenda diaria comienza a primera hora con la compra del pan. Eran las 8,30 de la mañana. Me acerco -rutina tradicional-, al abastecedor más próximo a mi residencia, el Restaurante Lago Azul, amigos muy serviciales. Mientras aparcaba, veía movimiento de personas y unos bultos –ropas- en las escalerillas de la puerta de servicio o cocina. En la medida que me arrimo ya a pie, compruebo que en el lugar hay un matrimonio de mediana edad, un empleado del restaurante, y el hermano mayor de los tres dueños del local. Estos dos últimos -empleado y dueño-, estaban asistiendo a la referida pareja.
La triste y desgarradora realidad, es de que estas dos personas, sin techo ni domicilio, ante la llovizna de anoche optaron por buscar un lugar donde dormir. Así lo hicieron. Escudriñando en mitad de la oscuridad, encontraron las escaleras exteriores del restaurante, que están cubiertas. Allí abrieron los carros de compra que llevan, donde guardan todo su ajuar, y una vez extendida la sábana pernoctaron. Entorno a las 7 de la mañana la sorpresa fue mayúscula para quienes acudían al tajo, hubo quien entró por otro acceso para no molestarles.
Dicho lo anterior, me meto en la cocina -habitual diario-, pero hoy no tocaba hablar de futbol o la crisis. Hoy el tema era más candente, más humano, más cercano. Lo presenciado allí mismo rompía moldes en nosotros.
Se preparan de inmediato unos bocadillos de jamón, fruta, y agua mineral para dichas personas. Yo les entregué mi pan recién adquirido. Hoy lo tomaré del congelador, así, cada vez que abra dicho electrodoméstico me acordaré de ellos, de que España no es lo que nos cuentan. De que los que han traído esta miseria, siguen en la calle, libres, con coche y secretaria. Y por supuesto, los gobernantes, unos y otros, deberían pasar por estos trances.
Hace dos días, el Rey presentó el nuevo helicóptero militar NH90. Está claro, que este mundo se ha vuelto al revés y no acabará bien.
¡Ah! se me olvidaba. Los amigos del restaurante me han propuesto reponerme el pan. Les he dicho que no, en su caso lo tomaré del congelador, pero a lo mejor, casi seguro, hoy no toca comer. Debo digerir con calma lo presenciado.