Metástasis
Pero… ¿si estaba tan bien? Es verdad. ¡Estaba!
Nuestra civilización, como todo ente vivo, está sujeta a las leyes del Universo. Reconocer sus límites y actuar en consecuencia parecería que no es tan fácil.
Sin embargo es fundamental, si queremos prolongar dignamente nuestra existencia sobre este planeta.
Nuestra sociedad tan hipócrita como inconciente, avanza retrocediendo. Apostó por el consumismo, y le será muy difícil ubicarse en el humanismo.
En este Mundo tan competitivo, en donde el pez grande se come al chico, será necesario disponer una buena dosis de sentido común para sobrevivir.
Cataluña ha sido siempre un punto de referencia para toda España, y seguramente en las actuales circunstancias lo seguirá siendo.
Apelo a la responsabilidad del pueblo catalán, y espero que, a pesar de los intereses creados, se imponga el sentido común.
Me gustaría compartir con los catalanes y demás habitantes no solamente de España, del mundo entero, una fábula que aprendí en mi infancia.
“Por entre las matas, seguido de perros, no diré corría: volaba un conejo. De su madriguera salió un compañero y le dijo: “Tente, amigo, ¿qué es esto?”
“¿Qué ha de ser?”, responde; “sin aliento llego…; dos picaros galgos me vienen siguiendo”
“Si”, replica el otro; “por allí los veo, pero no son galgos”. “Pues qué son?”. “Podencos”.
“¿Qué?, ¿podencos, dices? Si como mi abuelo, galgos y muy galgos; bien vistos los tengo”.
“Son podencos, vaya, que no entiendes de eso”. “Son galgos, te digo”. “Digo que podencos”.
En esta disputa, llegando los perros, pillan descuidados a los dos conejos. Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo”.
Hace casi siete décadas, mi maestro nos enriqueció a un grupo de alumnos con dos fábulas. En lo personal, me sirvieron para mantener, aun en las peores tormentas, un derrotero siempre firme y cierto.
A don Sebastián, por darnos a conocer “Galgos o podencos? “ y “El sabio mísero” a Tomás Iriarte y al insigne Pedro Calderón, mi eterna gratitud.
Apreciado Miguel, como le manifesté a Roberto: "Al nacer somos nosotros y al crecer los demas" Me hace muy feliz el hecho dde haber podido regresas con los mios, a la vez que, siento una profunda aflicción por aquellos que perecierónen el intento.