Conformidad y conformismo
El hombre, ¿debe subsistir en la conformidad o divagar en el conformismo?
Entre los recuerdos de mi infancia, hay una historia que leí en la revista humorística el TBO, cuyo contenido aún hoy, a pesar de los muchos años trascurridos no he podido olvidar.
En la sala de un geriátrico en cuyas paredes las reiteradas manos de cal conformaban una sensación de vació tan solo mitigado por una pequeña ventana, uno de los pacientes contemplaba al exterior y recreaba a su compañero de infortunio las imágenes que visualizaba.
Los árboles con sus hojas dialogantes, los pájaros chismosos, las nubes viajeras, repletas de figuras que se componían y descomponían en las más diversas formas.
Un día, el narrador sufrió una crisis cardiaca y cuando trataba de tomar su medicamento, el envidioso compañero de un zarpazo le arrebato la pastilla.
Retiraron su cuerpo y cuando el malvado ocupó el lugar de privilegio, solo encontró la desnuda pared del edificio lindante
El conformismo instintivamente lo rechazo. ¿Cómo adaptarme a las costumbres, opiniones y poderes predominantes, si en su mayoría están sustentados desde la ignorancia, la conveniencia y el despotismo?
Siento el temor de reconocer mi verdadera dimensión.
Me atrae la conformidad, como atrae a los insectos la luz de una lámpara incandescente en la oscuridad.
La Igualdad y analogía de una cosa con otra, la armonía de las partes de un todo y la adhesión a los planteamientos de otro, la avenencia entre dos o más personas, la aceptación y resignación en las penalidades, todo eso me atrae.
Pero a la vez que me atrae, me atemoriza.
LUCES Y SOMBRAS
Muere el sol en el ocaso.
La luna que va naciendo
llena de luces y sombras
la vida que estoy viviendo.
Busco en el mar precipicios
que ahoguen mi soledad
y el mar me lleva a otras playas
de rompientes de coral.
Desnudo sobre la loza
me dejan cuando fallezca.
No gasten plata conmigo
en cajones de madera.
Si desnudo vine al mundo,
el día que yo me muera
no veo razón alguna
de hacerlo de otra manera.
Si alguien
algún día me busca
y no me encuentran,
y si preguntan por mí,
decidle que ya partí
hacia un mundo de pureza
en una barca de ensueños
con velamen de inocencia,
de donde los niños vienen,
adonde van los poetas.
Buenaso tu comentario. Lo que yo trato de decir es que, muchas veces, buscando lo que tenemos nos quedamos sin nada. No tengo claro lo del romanticismo. Es muy dificil que encuentres una persona más practica que este servidor. Me veo más identificado con Miguel Hernádez, que con Bécquer. No obstante reconozco que de estas criaturas a las cuales tu aduces algo tengo.