Confesiones de un escribidor

Al llegar a la cumbre, incliné la cabeza y mi firmamento se quedó sin estrellas.

Un escribidor es un “escritor” que consiente de sus límites se basa en la coherencia para escribir con sencillez ciertas cosas, y publicarlas sin mayores pretensiones.

Un escribidor es alguien que insinúa, pero que jamás afirma, que sugiere un diagnóstico, sin hacerle al paciente una autopsia.

En fin, un escribidor es un filósofo de alpargatas, que habla en singular y piensa en plural.

Dicho esto, he de confesarles mis apreciados contertulios que hoy, me siento un poquito hastiado de políticos y políticas. Por lo que me voy a limitar a comentar con ustedes la angustiosa situación por la que está atravesando una querida amiga.

Resulta que después de un inusitado festín esta matrona se sintió descompuesta y sus hijos acudieron a un curandero.

Preocupados por los resultados obtenidos por el mano santa, optaron por recurrir a un “profesional” quien dieta mediante le devolvió a mi amiga ciertos destellos de vitalidad.

El olvido es un aliado de la ingratitud y como aves carroñeras el cielo se pobló de profetas dispuestos a demostrar que seis menos dos son ocho.

Dice un proverbio árabe: “La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía”.

Si para determinar nuestra voluntad de voto nos basamos en la honradez.

El PP y el PSOE están descartados,

¿Podemos?… Por lo menos cuestionado y en cuanto a Ciudadanos, el toro y el torero se ven en el ruedo.

Lo cierto es que llegó el momento de la verdad en el que dirigentes y dirigidos deben de rendir examen.

¿Patria, Libertad, Democracia, Solidaridad, Justicia? Tan solo son palabras vacías que los ciudadanos para bien o para mal, se encargan de darles contenidos.