Zapatero: De “pirómano” a “bombero”
Cuando en marzo del 2004, el PSOE gana las elecciones y es elegido Presidente del Gobierno, D. José Luis Rodríguez Zapatero se encuentra con una ETA arrinconada, fuera de las instituciones, sin ningún respaldo político oficial y desmembrada casi totalmente.
En los tres años anteriores aproximadamente no atentaban y las fuerzas del orden les habían conseguido aislar y dejar sumidos en la más profunda de las tinieblas.
Y llega este señor al poder y aún no sé en base a qué lógica casi simultáneamente inicia un proceso de negociación y rehabilitación con toda esa gentuza.
No sé si les debía algo y era el pago pero de otro modo no puedo concebir cómo empezó a soplar en las cenizas de un fuego que había dejado de serlo para reavivarlo y volver a darle vida.
Desde el principio, y tanto desde el Gobierno como desde el Partido Socialista y los medios de difusión que le apoyan, se repite hasta la necedad, una y mil veces, que todos los anteriores Presidentes del Gobierno también lo intentaron.
A nadie le he oído decir que todos fracasaron.
Y por lo visto el viejo refrán de que “hay que ser muy burro para tropezar dos veces con la misma piedra” no es aplicable a los Presidentes de Gobierno.
A ninguno de ellos le ha servido la experiencia de sus antecesores, y el actual para más INRI, no sólo entabla ese proceso sino que en su deseo de ser más “papista que el mismo Papa” es capaz de presentar a asesinos desalmados y a cómplices de esas fechorías como interlocutores válidos a unos y como hombre de paz a los otros, sin ningún recato.
En esos momentos era el mayor de los “pirómanos” del bosque de la paz y el bienestar en España.
Les permite presentarse a las elecciones autonómicas bajo unas nuevas siglas, cuando todo el mundo conocía que ANV no era sino el instrumento político de los etarras y batasunos, al no dejarles utilizar las siglas de Batasuna por estar calificada como banda terrorista.
Ni los fiscales ni los jueces ponen demasiado énfasis en los informes que las fuerzas del orden les hacen llegar (según se podía leer en aquellas fechas en los medios de difusión), haciéndoles ver que eran “los mismos perros, pero con distintos collares”.
Invalidan las candidaturas de los puntos menos favorables a los etarras, mientras autorizan las de sus mejores núcleos de influencias, y así consiguen reincorporarlos de nuevo a las instituciones vascas sin ningún cargo de conciencia.
Si algo se les debía, muy importante debía de ser la deuda, que ni aun con todo eso los etarras la consideraban saldada.
Pasan las elecciones y sorprendentemente, por vez primera en todo nuestro periodo democrático reciente, el partido en el poder pierde unas municipales y los estrategas socialistas analizan los resultados y empiezan a soplarle consejos al Sr. Presidente para que reconsidere su postura… o lo pagará en las generales de 2008.
Como ya es costumbre en este señor, incumple todos los compromisos contraídos con los socialistas navarros y les deja en el más espantoso de los ridículos, después de haberse comprometido a cumplir la voluntad del electorado socialista navarro.
Y empieza a hacer lo que en el peor de los casos debió de llevar a cabo a partir del 1 de enero del 2007, cuando los asesinos etarras volaron la T4 en Madrid.
Aquellos “hombres de paz” e “interlocutores válidos” pasan a ser por voluntad del Sr. Presidente, delincuentes, sin que haya cambiado ni uno solo de los preceptos legales.
Los fiscales y jueces (que en vez de aplicar la justicia, en mi opinión de dedicaban a interpretar los deseos e intereses políticos del Gobierno), cambian de actitud, y primero Otegui y De Juana Chaos, y más tarde todo el núcleo duro de Batasuna, pasan a ser detenidos y procesados por los mismos delitos, que ni les juzgaron ni encarcelaron antes.
Es decir, que aquel “pirómano” , de la noche a la mañana, se considera con las oposiciones a “bombero” aprobadas y quiere sacar la manguera para apagar el fuego que el mismo reavivó, en virtud de no se sabe qué intereses.
¿Nos dejaremos engañar los españoles en las próximas elecciones por este especialista en las piruetas más impensables?
¿Quedará en nuestras mentes la imagen del pirómano o la del bombero?
Si no hubiese encendido un fuego que ya estaba apagado o al menos apenas ardía, no hubiéramos necesitado para nada al bombero que viene ahora a apagarlo.
Algunos compañeros de viaje suyo ya le conocían y han acabado huyendo de su lado para no verse salpicados por las incoherencias de este señor.
Me encanta ver que de veras ahora persigue a los terroristas y filo-terroristas, pero no me acabo de fiar de él.
Probablemente cuando pasen las elecciones vuelva a las andadas porque pese a las veces que le han requerido para que dé por terminadas las negociaciones con los terroristas, aún no he leído ninguna decisión suya en ese sentido.
Y conociéndole como creo conocerle, en función de sus actitudes, no me fío de él lo más mínimo.
Así que para mí sigue dominando la imagen del “pirómano” reconvertido a “bombero”, pero en cuyo interior queda la posibilidad de poder volver a ser “piromano” y “bombero” cuantas veces sea necesario, en función de sus intereses electorales, sin interesarle lo mas mínimo el bienestar de los españoles y la convivencia en paz y tranquilidad entre todos nosotros.
No pasa de ser una opinión personal, pero basada en unos hechos innegables.