¿Volvemos al bipartidismo?
Los españoles somos tan proclives a las oscilaciones extremas, que desde la recuperación de nuestra democracia, hace medio siglo hasta hoy, aun no tenemos claro cuál es la estructura política más adecuada para la perfecta y armónica articulación de nuestro Estado.
En un principio, y a partir de las primeras elecciones democráticas en los años setenta del siglo pasado, cuando una llegaba a las mesas electorales y se encontraba ante si aquella sopa de letras interminables en las que nos podíamos encontrar con varias candidaturas de partidos socialistas o comunistas con diferentes denominaciones, así como cristiano demócratas de todos los pelajes imaginables, mas los partidos herederos de un franquismo militante o de un falangismo aún hoy existente junto a una UCD floreciente que acabó por ganar las elecciones, amalgamando a todos los que querían unirse alrededor de la figura emergente de Adolfo Suarez e incluso a una Alianza Popular de Fraga, que no tuvo tanto éxito como se le presumía.
En fin, una cantidad excesiva de proyectos políticos que con el paso del tiempo se vieron reducidos tras la liquidación de UCD, a tres fundamentales que fueron el PP (heredero natural de la Alianza Popular de Fraga con la parte más de centro derecha y democracia cristiana de la UCD) acompañada en el centro izquierda por el PSOE de Felipe González y una Izquierda Unida heredera del Partido Comunista de Santiago Carrillo, que pasó por varias alternativas subiendo y bajando según el Secretario General que la gobernara, pero acabó convirtiéndose en una fuerza residual de extrema izquierda, hasta hoy.
Es decir, que a partir de la última década del siglo pasado y prácticamente durante un cuarto de siglo, nuestro arco parlamentario quedó reducido a un bipartidismo estatal que se apoyaba coyunturalmente en partidos de carácter regional o autonómico, como lo fueron CiU y el PNV, que eran quienes, en caso de necesidad, solían apoyar al partido más votado, para llevar las riendas del Estado mientras conseguían unos privilegios tan especiales como inconcebibles para Cataluña o el País Vasco, que aún hoy seguimos lamentando. Porque de esos privilegios y cesiones económicas y fiscales, nacieron con cada vez mayor pujanza los movimientos independentistas e incluso terroristas, que “sacudían el árbol de nuestra democracia” , para que CiU o el PNV recogieran sus frutos que les han situado en posiciones de privilegio hasta hoy.
Hace un quinquenio aproximadamente y fruto de la crisis económica surge Podemos, una reencarnación del Comunismo Leninista, intentando ocupar el espacio que hasta entonces había ocupado IU, con unos resultados tan espectaculares como poco consolidados en apenas tres años. Porque el mismo PSOE con su inclinación a una izquierda radical tanto con Zapatero como con Pedro Sánchez , les limita su campo de acción.
Poco antes nació UPyD tratando de ocupar el flanco de centro-izquierda que había abandonado ZP y también Ciudadanos a nivel catalán, tratando de defender la españolidad de Cataluña, que nunca supo defender con convicción un PP, más pendiente de no disgustar al pujolismo militante y ladrón, que de defender los intereses españoles allí.
Y más recientemente, se incorpora al arco parlamentario VOX tratando de cubrir el flanco derecho del PP, que en la misma medida que el PSOE presionaba hacia la izquierda con posiciones eurocomunistas, ellos iban ocupando el espacio de centro izquierda que dejaba el PSOE y nunca llegó a ocupar UPyD, cuyo único capital político fue siempre la capacidad intelectual y política de una Rosa Díez inteligente y con una visión del Estado muy preclara, pero que no supo rodarse de un equipo a su altura y murió de autosuficiencia, al no querer pactar con Albert Rivera cuando pudo hacerlo.
Quizás supo identificar perfectamente la egolatría y falta de principios de un Albert Rivera, a quien ahora vemos entregado a un socialismo francés fracasado y hundido en Francia, que pretende hacerle fracasar y hundirle también a él y a Ciudadanos en España.
En cualquier caso, esa proliferación de nuevos partidos políticos no ha venido a solucionar los problemas del bipartidismo en España, ni siquiera a clarificar cuales tienen unos conceptos económicos de centro derecha o de centro izquierda.
Parece que aquí lo que menos importe sea la estructura económica y administrativa de quienes nos vayan a gobernar y lo fundamental sea “repartirse el pastel” entre ellos…y cuantos menos mejor, porque salen a más.
La muestra más evidente la tenemos ahora.
El PSOE como partido más votado, pretende que unos se abstengan (PP o Ciudadanos) y otros le voten (Podemos) para hacer ellos lo que quieran, sin contar ni con unos, ni con otros, ni con los independentistas y filo terroristas para Gobernar en España.
Otros como Ciudadanos (con la complicidad del PP) pretenden que VOX les regale sus votos para gobernar en Madrid, en la Comunidades Madrileña, Castellano Leonesa y Murciana y en muchas capitales de provincia como, Alicante, Murcia, Granada, Almería y Badajoz entre las que yo recuerde, como ya lo hizo con la comunidad andaluza anteriormente, pero sin recibir nada a cambio y sin siquiera querer sentarse en la misma mesa que los responsables de VOX, para negociar y llegar a acuerdos.
Llegados a este punto, me pregunto yo si no ha llegado el momento de volver al bipartidismo bien articulado constitucionalmente, pare evitar a tanta sanguijuela indecente y aprovechada, que ni respetan ni quieren respetar la voluntad de los votantes de todos los partidos, para repartirse las cuotas de poder proporcionalmente a los votos conseguidos por cada partido en cada circunscripción.
Está visto que España, es un país atípico e ingobernable, en el que cada español solo se preocupa de sus intereses individuales.
No podemos negar que somos primos hermanos de los italianos y griegos y por eso de seguir así, nunca tendremos una democracia consolidada, libre de sanguijuelas que nos chupen la sangre a todos los españoles, en beneficio propio.
Los catalanes por un lado, los vascos por otro, los socialistas por otro, los populares por el suyo, los comunistas de Podemos a lo suyo como en Venezuela y finalmente CIiudadanos a la que caiga si me la puedo quedar yo sólo y en medio de todos ellos, al único partido que hasta hoy le he visto ceder el poder de sus votos a cambio de nada, ha sido a VOX y cuando reclama con toda lógica una representatividad acorde con sus votos, estos mequetrefes del partido naranja, les insultan y les tratan como apestados pese a todo lo que les han apoyado y los del PP hacen causa común con Ciudadanos.
Para este viaje no hacían falta tantas alforjas cargadas de ilusiones.
Si de mí dependiera elecciones a doble vuelta, en las que a la segunda solo concurrieran los dos partidos más votados y el que sacara mayoría a gobernar y los demás a hacer una oposición digna y necesaria.
De ese modo nos iría mucho mejor, podríamos eliminar a miles de políticos, asesores y ladrones enmascarados, así como enemigos del Estado que sólo vas a buscar la desintegración del mismo.
Ahora llevamos más de cinco años repitiendo elecciones y siendo un país ingobernable, tanto a nivel estatal como autonómico e incluso en alguno caso municipal.
Si en todos nuestros estamentos, se decidiera la gobernabilidad a doble vuelta, muerto el perro si acabaría la rabia.
Hasta la semana que viene amigos.