La vida sigue igual, un siglo después
En el curso de la semana pasada, he podido leer en una Antología de Fragmentos de D. Benito Pérez Galdós titulada “La fe nacional y otros escritos sobre España” fechada hace exactamente hace ciento un años (1912), y que parece de plena actualidad.
Entre otros muchos contenidos quiero significar el siguiente texto, para someterlo a su consideración y análisis, para que se den cuenta, que en un siglo…..NADA HA CAMBIADO.
Escribía el genial historiador lo siguiente:
“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el Presupuesto del Estado.
Carecen de ideales, y no les mueve ningún fin elevado.
No mejorarán en lo más mínimo, las condiciones de vida de esta infeliz raza, paupérrima y analfabeta.
Pasarán unos tras otros dejándolo todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte.
No acometerán ni el problema religioso, ni el económico ni el educativo.
No harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica y adelante con los farolitos……….
Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco podemos tener fe en las turbas revolucionarias………
No creo ni en revolucionarios de nuevo cuño ni en antediluvianos……..
La España que aspira a un cambio radical y violento de la política, se está quedando tan anémica como la otra.
Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro, que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental.”
El genial D. Benito, se expresaba así de elocuentemente, después de haber sido “cocinero antes que fraile”, ya que fue diputado liberal evolucionando posteriormente hacia el socialismo por su relación con Pablo Iglesias, y acabó escribiendo este texto casi septuagenario, después de haberse desengañado de unos y otros.
Su testimonio, es profético, con la salvedad que él imaginaba que en pocos años o máximo un lustro se solucionaría el problema, y muy lejos de ello, después de mil y un avatares, de dos Guerras Mundiales y una Civil en España, al cabo de cien años….LA VIDA SIGUE IGUAL.
Por momentos me siento tan profundamente decepcionado por lo que veo a mi alrededor, que pierdo las ganas de escribir, de dar testimonio de lo que percibo, de denunciar lo evidente.
Cuando llegan a mis manos textos como el que les acabo de reproducir, me doy cuenta de que otros mucho más inteligentes y preparados ya hicieron las mismas reflexiones hace un siglo, y pese a su prestigio y a su fuerza moral, no parece haber servido de nada, vista la situación en la que nos encontramos.
¿Tan sucio es el ejercicio de la política que corrompe a todo el que llega a ella?
¿Tan pocos alicientes encuentran los jóvenes cuando se incorporan al servicio público, que pierden la ilusión en servir a sus semejantes, para convertirse en servidores de sus propios intereses, y de los de sus partidos o sindicatos?
Lo más lamentable y la razón fundamental por la que hemos llegado este punto, quizás la debamos encontrar, en que las nuevas generaciones de políticos, nunca han cotizado un solo día a la Seguridad Social en una empresa privada, teniendo que ganarse el pan de cada día en un mundo real y competitivo, aprendiendo a trabajar y a sufrir para progresar y situarse en la vida de una manera honesta y productiva.
Hoy pasan de la Universidad a las infraestructuras de los partidos, donde se les alecciona convenientemente a través de sus Juventudes, y tras un adoctrinamiento tenaz, sectario y servil, les preparan para servirse de ellos, y no para servir a sus conciudadanos.
Y así nos luce el pelo.
Ante todo sepa usted Don Miguel que le admiro. Le hago una pregunta se ha inspirado usted en la celebre cancion de Julio Iglesias "La vida sigue igual"? Siempre hay por qué vivir por qué luchar. Al final las obras quedan las gentes se van, otros que vienen las continuarán, la vida sigue igual. Un fuerte abrazo Don Miguel, que no decaiga.