El terrorismo y la política gubernamental

Sería inconcebible en ninguna otra democracia occidental que un grupo de seudo-políticos, en permanente ilegalidad, estuvieran contaminando nuestra vida diaria en base a sus amenazas, si no se les deja participar en los próximos comicios.

Conocen las reglas del juego, y saben lo elementales que son las condiciones que tienen que cumplir para poder legalizarse e inscribirse con todas las de la ley en el juego electoral, pero no sólo se burlan de esos requisitos básicos sino que se permiten amenazar de nuevo con matar, con total impunidad, si el Gobierno no se pliega a sus exigencias, y éste, en vez de reaccionar con la autoridad de la que dispone, sigue usando los paños calientes para que los abertzales ilegales, no se enfaden.

Recuerdo los dos últimos años del PP en el poder, y echo de menos, la valentía y decisión de los políticos de entonces, que consiguieron arrinconar a los asesinos terroristas, sacarles no sólo del juego político, sino de la calle, acabaron con la “kaleborroka”, con los atentados, y con cualquier soporte social para esas alimañas,
Y los que había, o estaban encarcelados, o fuera de la circulación, y juzgados o pendientes de juicio, pero todos controlados.

Nunca se hubieran permitido echar un jaque mate a nuestros gobernantes, porque no tenían ninguna base, económica que los mantuviera, ni social que les soportara y en aquellos últimos meses del aznarismo, dejaron de ser la pesadilla que nos había atormentado durante más de 40 años.

Ahora, apenas tres años después, son ellos los que le marcan la pauta al Sr. Zapatero y a su gobierno, los que le ponen las condiciones y los que les tienen sojuzgados en todo momento, y le hacen doblegarse a su voluntad, y seguirán haciéndolo, ya que de no ser así, por lo visto los días del poder socialista estarían contados, si los etarras sacaran a la luz pública sus acuerdos con el socialismo. Y eso no lo digo yo, lo dicen los mismos etarras, en GARA, repitiendo en todo momento que al no cumplir el Gobierno los acuerdos pactados con ellos, fue lo que les llevó a protagonizar el atentado de la T 4, y que de seguir sin cumplirlos, seguirán con su campaña de violencia, sobre todo si no les permiten participar en las próximas elecciones autonómicas y municipales.

Los actos delictivos de “kaleborroca” se multiplican cada fin de semana, las carta de extorsión, siguen llegando al empresariado vasco cada día con mas exigencias, y se han rearmado, al amparo de una tregua trampa que ni pensaban cumplir ni han cumplido.

Me pregunto yo cuáles serían esos acuerdos pactados con los batasunos, y de qué tendrá que avergonzarse el Sr. Zapatero para no hacerlos públicos y evitar así que malpensemos todos, ya que al menos a mí, personalmente, me hacen sentir que la deuda con ETA debe de ser enorme por el precio que les esta pagando y el ridículo permanente a que le tienen sometido.

Cada día que pasa, y veo como se está llevando este asunto entre nuestro Gobierno y los etarras o filo etarras, me siento más avergonzado de la cantidad de viento que están echándole a las velas del barco terrorista, que con la velocidad de crucero que está alcanzando acabara por desbordarles totalmente, y al final les dejará con los pantalones bajados, el culo al aire y en la más ridícula de las posiciones pensables, de cara a la opinión publica española.

Créame, Sr. Zapatero, aunque su tarea de gobierno fuese impecable, bastaría ese borrón para sacarle del poder. Pero si a ello se suma su incompetencia en materia de inmigración, de vivienda, diplomacia internacional (aspecto éste en el que nos ha dejado en el culo del mundo), y de no sé cuantas cosas más, espero que las próximas elecciones, sirvan de primarias, para convencerle de su fracaso como gobernante, y le hagan reconducir su actuación antiterrorista, antes de las generales del 2008, ya que de no ser así, será Vd. un cadáver político, cuando se tenga que enfrentar de nuevo a las urnas personalmente.

Y todo ello… por méritos propios y cobardía para enfrentarse a esa manada de alimañas que sólo han tratado de amargarle la vida a todos los españoles de buena fe.