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Per Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Setenta años de historia: del Frente Popular (1936) al Frente Antipopular (2006)

    Me da la sensación, de que a pesar de haber transcurrido setenta años, los españoles no hemos aprendido nada.

    A los pensadores y filósofos del primer tercio del siglo pasado “les dolían las dos Españas”, a mí me duelen ahora.

    Dio la impresión en la década de los setenta y ochenta que se habían superado todos los odios y reticencias que se habían almacenado en los 30 años de la posguerra y que estaban superados, pero al parecer no estaban olvidados sino adormecidos.

    Ha bastado que un político con poca talla intelectual y mucha menos talla moral haya querido despertar de nuevo esos bajos sentimientos con afanes revanchistas y electorales para que de nuevo el fantasma de las “dos Españas” vuelva a aparecer en nuestra piel de toro.

    Y con los mismos condicionantes e intereses que entonces.

    Entonces se trataba de “todos contra la CEDA” y hoy todos contra el PP.

    Entonces se creó el tristemente célebre Frente Popular para sacar a la derecha republicana del poder, y lo consiguieron, y ese fue el primer paso de lo que dos años más tarde, en pleno caos civil y moral de la República, tuvo como consecuencia la rebelión de los militares y la tristemente recordada Guerra civil, que llenó España de sangre en los tres años más nefastos de la Historia de España del siglo XX.

    Aquel sinsentido es irrepetible ahora, no cabe la Guerra Civil ya que el nivel de formación de los españoles, queramos o no, ha evolucionado enormemente, pero sí nos está llevando a un enfrentamiento desgarrado, no ya de la clase política sino de los mismos españoles entre nosotros, y de las mismas familias dentro de ellas, por algo tan estúpido como anacrónico.

    Despertar odios sólo genera odio, y ese despertador de bajos sentimientos acabará pagándolo por su irresponsabilidad.

    Y ahora, una vez tramitada su denostada “Ley de la memoria histórica”, ya ha conseguido desenterrar a muchos muertos y sacarlos de sus tumbas para pasearlos por las consciencias de quienes nada tuvimos que ver con aquella situación.

    Ya no vive ninguno de los responsable de aquella triste experiencia, pero que no se le olvide que en muchas regiones de España los que cayeron eran del otro bando y por lo visto para esos no hay necesidad de “memoria histórica”.

    Sus intereses electorales sólo le permiten reivindicar a los que cayeron en un lado. Los otros no le van a aportar a este señor ningún voto, así que mejor ignorarlos.

    Y por si con este ingrediente la ensalada no tiene suficiente condimento, recordando aquellos días aciagos de los años treinta, analiza que los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes fueron aliados útiles en aquella operación y se le ocurre recuperarlos para la causa en lo que ellos han dado en llamar “cinturón sanitario contra el PP” y a lo que yo llamo el “Frente antipopular”, es decir todos juntitos para evitar que el PP pueda recuperar el Gobierno.

    Ciertamente, a los independentistas vascos y catalanes y a los nacionalistas gallegos poco les importa quien gobierne siempre que ellos vean cumplidos sus objetivos inmediatos de tocar dinero y poder y caminar hacia su objetivo final.

    España para ellos es un anacronismo y su mayor interés es su desintegración, que llevará intrínsecamente consigo los nacionalismos periféricos, sean confederales o independientes.

    Los partidos nacionalistas más moderados y menos violentos, como el PNV y CIU, también sacan más rédito económico para sus autonomías pactando con el PSOE que con el PP, así que se sienten cómodos mientras no se les traicione en promesas incumplidas.

    Pero claro, sólo hay lo que hay, y para regalárselo a ellos hay que quitárselo a las otras Comunidades Autónomas que desconfían totalmente de la forma de gobernar del zapaterismo socialista.

    Buena prueba de ello han sido los resultados electorales de las recientes autonómicas y municipales en las que, por vez primera en la historia de la reciente democracia española, el partido en el poder central pierde unas elecciones.

    Aún con todo, siguen en el poder en muchos sitios, no por haber ganado los socialistas sino por sus pactos en casi todos los sitios en contra de un principio que fue básico durante las primeras legislaturas democráticas.

    Suárez, Felipe y Aznar siempre permitieron que el Gobierno se formase, tanto en el Gobierno Central como en los autonómicos, alrededor de las listas más votadas y así se hizo en todo tiempo y lugar, hasta que en las elecciones catalanas, pese a ser CIU el partido más votado, a los socialistas no les importó formar un tripartito incluyendo a los independentistas de Esquerra Republicana con tal de dejar fuera a CIU.

    Ahí se levanta la veda y con el Pacto de Tinell se llega a la lamentable situación de que todos los partidos políticos crean el cinturón sanitario del “Frente Antipopular”, tan nefasto para los españoles como productivo para socialistas, catalanes e independentistas de todo color y condición.

    Luego Galicia, Islas Baleares y Navarra han pasado por la lamentable situación que con una mayoría casi absoluta, el PP se queda fuera arrinconado por penta o heptapartitos, de todo pelaje que con tal de tocar poder y fondos públicos.

    Hartos ya, el PP les ha pagado con la misma moneda en las Canarias, con lo que de momento el cinturón sanitario ha empezado a romperse por esas islas.

    Pero tan mal está lo que han hecho ellos allí como lo que llevaban haciendo los otros en todas las demás autonomías desde tiempo atrás.

    Partidos con tan sólo 2000 votos, como los catalanistas de las Baleares, van a tener unas competencias que nunca pudieron soñar tener, ya que la venta de poder ha sido muy rentable para ellos.

    Claro que luego empezaron las traiciones a lo pactado y pronto empezarán las deserciones.

    Y cuento son el sentido común de los españoles que nos hemos visto perjudicados por todos esos acuerdos económicos imposibles de cumplir, así como con la triste experiencia de los escocidos por los incumplimientos de lo pactado con los socialistas, para poder revertir la situación y sacar de este absurdo democrático a un país, que aún en una situación mucho mejor que la de los años treinta del siglo pasado, no han sacado ninguna conclusión positiva de aquellos acontecimientos para evitar los que estamos viviendo ahora.

    Sólo quedan unos meses para saberlo.

    Claro que con el despliegue mediático de que disponen los socialistas, mucho tendrán que trabajar los del partido de la oposición, y con mucho sentido y medios, para poder contrarrestar a todas las televisiones y todos los medios de difusión al servicio del socialismo gobernante.

    El tiempo dirá.

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