La profecÃa de D. Benito
En 1912, el autor de los Episodios Nacionales escribió un ensayo titulado “La fe nacional y otros escritos sobre España” que seguramente algunos entre mis lectores ya conozcan, pero aunque sólo sea para aquellos que no los hayan leÃdo, me parece muy interesante transcribirles unos párrafos, por lo que tuvieron de proféticos:
“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacÃficamente en el poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto.
Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve y no mejoran en lo mas mÃnimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrÃsima y analfabeta.
Pasaran unos tras otros dejando todo como hoy se halla y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo, ha de acabar en muerte.
No acometerán ni el problema religioso ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a sus amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica y adelante con los farolitos.
Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria.
No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño, ni en los antediluvianos.
La España que aspira a un cambio radical y violento de la polÃtica, se está quedando a mà entender tan anémica como la otra.
Han de pasar años, tal vez lustros antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética sea sustituido por otro que traiga sangre nueva, y nuevos focos de lumbre mental”
Hasta aquà el texto exacto de lo mas sabroso de aquel ensayo con apuntes de profecÃa… lamentablemente incumplida.
Han pasado casi 102 años, es decir mas de 20 lustros, hemos tenido que vivir dos Dictaduras, una República, una Guerra Civil, y dos perÃodos de treinta y ocho años cada uno, el primero con un gobierno autoritario y el segundo bajo una monarquÃa democrática restituida, para llegar a la situación actual.
Y si cambiamos a los conservadores y liberales de entonces, por los populares y socialistas de ahora, y bajamos las tasas de analfabetismo y pobreza:
¿Qué más ha cambiado?
Todos los adjetivos que D. Benito Pérez Galdós les adjudicaba a su casta polÃtica contemporánea, cabrÃa adjudicarlos a nuestros gobernantes y opositores actuales.
En una charla reciente con un grupo de amigos que solemos reunirnos para analizar la situación española varias veces al año, uno de nosotros se atrevió a comentar:
“¿Que podemos esperar de una sociedad en la que cuando se comenta lo corruptos que son nuestros polÃticos y nuestros sindicalistas, aparecen siempre voces diciendo que si ellos estuvieran en la misma situación y pudieran robar también lo harÃan?”
¿Acaso es que los españoles estamos incapacitados genéticamente para ser honrados?
Ciertamente somos la España del Lazarillo de Tormes, o de Rinconete y Cortadillo, y por lo visto con esos genes, no han podido ni los grandes pensadores de los siglos XIX y XX como Bakunin, Marx y Engels que aquà en suelo ibérico han fracaso rotundamente en todo momento, ni siquiera la fuerza mas poderosa de pensamiento y religión, como es la Iglesia Católica que dÃa a dÃa tiene que resignarse a contemplar como los templos van vaciándose mientras sus instituciones de caridad como Caritas y Manos Unidas son mas requeridas para atender a las necesidades de quienes ya no pueden beneficiarse de un utópico Estado de Bienestar, expoliado y arrasado por quienes pregonan ser sus defensores.
Ya ve usted D. Benito, ni cien años de fracasos consecutivos han conseguido estructurar racionalmente las mentes de los españoles.
¡Dios nos pille confesados!
Ciertamente tenÃa mucha razón Galdós y la historia se repite y dos partidos nacidos de la transición se alternan en la gestión de una crisis que cambiando a Zapatero por Rajoy en el año 2008 en el que estalló la crisis, habriamos tenido las mismas medidas y el mismo resultado. Falla un modelo que hace aguas y que está agotado. Falla una forma de gobernar que es un reparto de puestos y falla una democracia incipiente que no se ocupa de las personas. Algunas voces ya hablan de decrecimiento en lugar de crecimiento y de que hay que vivir de otro modo. No todo es un consumismo constante que está llevando a convertir la tierra en un estercolero y a las personas en insatisfechas trabajando duro, los que pueden, para comprar, uno tras otro, productos similares con colores diferentes. Yo, con pensamiento ecologista, lo veo todo muy diferente.