¡ "Pelotazo" del C.E.O. de PFIZER!
Aunque seguramente Albert Bourla, CEO de PFIZER (en español se le llamaría Director General o Máximo Ejecutivo Responsable de la Empresa) habrá tomado todas las medidas legales, para evitarse responsabilidades por su toma de decisiones, en mi opinión se ha equivocado totalmente, aunque se haya enriquecido a nivel personal.
Una persona que ostenta un cargo de máximo responsable ejecutivo de una empresa, no puede difundir una noticia que no se puede demostrar un día, para provocar una subida espectacular en la Bolsa y aprovecharse de ella para vender el 63 % de sus acciones en dicha empresa, precisamente en se momento.
Curiosamente, al ser cuestionado por el tema, argumentó que esa orden de venta de sus acciones cuando las acciones alcanzaran un valor bursátil de 41,94 dólares por acción, se vendieran automáticamente estaba dada desde el mes de Agosto, pero no alcanzaron ese valor hasta el 9 de Noviembre, es decir el día que se publicaron los brillantes expectativas para la vacuna, en el que llegaron a venderse algunas hasta 41,99, que ha sido el pico de su valor, que no ha vuelto a alcanzar después en ningún momento.
Es decir, que este singular personaje que tan seguro estaba de las excelencias de su vacuna y de que sería la primera en superar todos los trámites administrativos, perdió toda esa confianza en cuanto pudo embolsarse con ese movimiento especulativo poco menos de seis millones de dólares.
Precisamente por eso yo califico de PELOTAZO, lo que quizás mentes más preclaras y especulativas que la mía, lo calificaran como una operación de ingeniería financiera.
No me sirve, porque esa operación la ha diseñado el primer ejecutivo de PFIZER, en beneficio exclusivo suyo y no de la empresa.
En posteriores declaraciones, el Sr. Bourla, habla de que era una medida imprescindible para el equilibrio financiero de la empresa, pero en ese caso, las acciones que debieron de venderse deberían de haber sido las de la AUTOCARTERA DE LA PROPIA EMPRESA, si las había, no las suyas a nivel personal.
¿Qué van a pensar el resto de los accionistas de la empresa?
¿Qué vamos a pensar todos los potenciales compradores de vacunas contra el COVID de la vacuna de PFIZER, cuando el primer interesado en deshacerse de sus acciones en la empresa, es su máximo responsable ejecutivo?
No creo que su actitud le haya merecido ni el agradecimiento de sus accionistas, ni la confianza de sus potenciales compradores.
Antes de escribir esta columna, me he leído muchas publicaciones y artículos tanto en prensa nacional como extranjera, porque han sido muchos los medios que han publicado sobre el tema y en España tanto en El Mundo, como en La Vanguardia, Cinco Días y El País si mal no recuerdo, se han reflejado opiniones muy diversas.
También he intentado documentarme, en prensa de Singapur, que suele ser muy objetiva en estos temas y anglosajona, pero en definitiva e independientemente de las valoraciones o justificaciones que cada uno encuentra en esas actitudes, yo me limito a analizar las razones éticas, comerciales y estratégicas en esa toma de decisiones.
En todas ellas, la razón se basa más en el interés personal y patrimonial del Sr. Bourla, que en la estrategia financiera o económica de la empresa y mucho menos de las expectativas de futuro que ofrece al mercado esa decisión personal de este señor.
El tiempo ya me dará o me quitará la razón, porque es el juez implacable en esos temas.
Pero vistas las cosas a una semana apenas de los hechos, me reafirmo en lo comentado.
Hasta la semana que viene amigos y ojala sean ciertas todas las previsiones hechas para esta vacuna, pero me parecen excesivamente manipuladas por el interés personal de un ejecutivo, por cuyo futuro en la empresa yo no apostaría.