Matrimonio y pareja de hecho: Parecido, pero no lo mismo

Vaya por delante antes que nada mi respeto por la intimidad o sexualidad de las personas, que en el uso de su libertad pueden relacionarse en su vida adulta de la forma que consideren más convenientes para ellos, y para su felicidad.

Pero una vez cumplida esta premisa, considero que la clase política española, con la complicidad de un Tribunal Constitucional muy “sui generis”, han conseguido desvirtuar lo que hasta ahora yo consideraba inviolable, que es el USO DE CADA PALABRA en su justo y leal significado.

Han atropellado a la Real Academia de la Lengua, y sin alterarse en absoluto, han pasado a dar a una palabra existente en el género humano desde hace miles de años, un nuevo sentido, sin más consideración que querer explicar lo inexplicable:

ADAPTARSE A LA NUEVA REALIDAD SOCIAL

Como si los gays y las lesbianas, no hubieran existido siempre, desde la antigüedad.

Esta peregrina explicación, no viene sino a demostrar los pocos escrúpulos que tienen la mayoría de nuestros representantes, cuando consideran que mintiendo y engañando a la gente pueden engrosar sus bases electorales.

Con la llegada del Gobierno de Zapatero, se buscan votos debajo de las piedras, y algunos destacados miembros de su partido pertenecientes al LOBBY GAY, abren esa Caja de Pandora, y legislan lo irracional desde el punto de vista gramatical, con tal de complacer a unos cientos de miles de votantes potenciales.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, esta es la definición de MATRIMONIO:

UNION DE UN HOMBRE Y UNA MUJER CONCERTADA SEGÚN LA LEY Y LAS COSTUMBRES, QUE CONFIERE A LAS PERSONAS INTERESADAS DETERMINADOS DERECHOS Y OBLIGACIONES.

En todas las culturas conocidas desde la antigüedad, que yo sepa, para que exista MATRIMONIO (derivada del latín MATRIMONIUM) han sido necesarios UNA MUJER Y UN HOMBRE.

Por obra y gracia del Gobierno de Zapatero, y con el voto mayoritario de las Cortes que sancionaron la nueva legalidad, en un alarde de magia, nuestros legisladores le cambian el sexo a la mitad de los contrayentes homosexuales y convierten en “hombres” a la mitad de las mujeres que se unen en lo que antes eran “parejas de hecho” entre mujeres, y en mujeres a la mitad de los hombres que se unen por el mismo vinculo, con otros hombres.

Y en esa alquimia enloquecida, yo realmente no se lo que se busca, a no ser molestar a quienes no pueden “comulgar con esas ruedas de molino”.

No quiero que pierdan ni una sola de las ventajes económicas, laborales ni civiles de las que disponen hombres y mujeres en los matrimonios convencionales.

Quiero que se les respeten todos sus derechos, y estén protegidos por las mismas Leyes, pero lo que me parece un absurdo incuestionable, es que se quiera prostituir el uso de la Lengua Española, dándole un matiz hasta ahora inexistente a esa palabra.

En la Europa Comunitaria, tan solo tres países han cometido el absurdo que ahora ha venido a sancionar el Tribunal Constitucional.

Los demás siguen en la senda que siempre se tuvo, y se les ha dado todos los derechos civiles que homologan con el MATRIMONIO a las PAREJAS DE HECHO, pero para nada las consideran matrimonios.

Cada situación mantiene una denominación diferencial, como es natural.

Y me ha sorprendido que cuando el Gobierno de Zapatero presentó esa Ley, el PP en la Oposición, la objetase con una enmienda a la totalidad de la misma.

Y ahora con una mayoría absoluta haya aceptado la sentencia del Constitucional (del mismo Constitucional que desautorizó al Supremo en el caso Bildu y ahora lo va a llevar al poder en las instituciones vascas)) sin mover un solo dedo y levantándose de hombros, ante esta situación.

Y es que cada día encuentro más absurdos inexplicables en nuestra querida España, y estoy seguro que si nuestra clase política necesitara dar los mítines en colgados boca abajo y en” pelota viva”, para asegurarse ganar las elecciones lo harían sin el menor reparo.

¡Pobre ESPAÑA…..y sobre todo pobres españoles que están gobernados por esta gente!