José María Aznar: un ex-presidente a respetar

Partiendo de la base de que en mi opinión la virtud fundamental de un político ha de ser la sensatez y la buena administración, trataré de razonar mi afirmación.

Este hombre, tan pequeño de talla como grande contenido político y económico, heredó una nación con las arcas exhaustas, con el prestigio de la clase política por los suelos, ya que la corrupción socialista del “felipismo” nos había dejado a todos muy escépticos e inseguros, y la opinión general era que vivíamos en una “monarquía bananera” a la imagen de las repúblicas latinoamericanas en las que bebió excesivamente Felipe, por su proximidad al venezolano Carlos Andrés Pérez.

Entre los casos “Roldán”, “Vera”, “Salanueva”, “Time Export”, “Cruz Roja” y otros muchos más que en plan cómico consiguieron que los españoles habláramos en aquella época como del “Gobierno de Alí Baba… y los 40 ladrones”, y el menos económico pero de mucho más contenido socio-político, como el caso “Lasa-Zabala”, optamos por darle la espalda a los cantos de sirena del “polanquismo mediático”, y al “felipismo trincón”, para entregar la gobernabilidad del país a un personaje gris, desconocido hasta entonces y lamentablemente ignorado por la clase política en el poder para que acabara con toda esa lacra y nos llevara por la senda que nunca debimos de abandonar después de la transición de Suárez.

Ese personaje, que aunque sólo sea por razones de estricta justicia pasará a figurar en la Historia Moderna de España como el mejor Gobernante que hemos tenido, supo rodearse de un equipo de gente muy capaz, cada uno en su terreno, y en un cuatrienio espectacular acabó con el descalabro económico, restableció la ética política como norma de conducta, nos ingresó en la unidad monetaria europea, cumpliendo todos los condicionantes que poco antes Solbes reconoció como inalcanzables, y nos puso en un primer plano político en la Unión Europea, donde era temido y respetado por igual, ya que nunca renunció a defender los derechos de los españoles en un plano de igualdad a los de los franceses, alemanes e italianos, que hasta entonces nos miraban un poco desde arriba.

Mejoró las relaciones internacionales, haciéndose oír en todos los foros internacionales y ganándose un respeto de todo el mundo con su sensatez y buen manejo de los resortes diplomáticos en todo momento.

Abrió enormemente mercados a los productos españoles, que con su salida se cerraron a cal y canto, ya que su sucesor ha sido el más sectario, inepto y peor diplomático que ha llegado a vivir en la Moncloa.

La oposición de su tiempo (los socialistas) sólo pudo recriminarle dos errores en sus ocho años de mandato.

Uno fue inventado, y me refiero al tema del “chapapote” gallego, ya que daba la sensación oyendo la SER o leyendo El País, que Aznar había hundido el barco adrede.
Les salió “el tiro por la culata”, ya que una acertada reacción, las ayudas llegaron una rapidez como nunca ocurrió antes a Galicia, y los gallegos desde entonces y en las siguientes elecciones, le correspondieron muy cumplidamente, ya que desde entonces y en todo momento el PP ha sido de lejos el partido más votado en Galicia.

El segundo error de Aznar, fue más bien un “montaje mediático” que un error.

Fue la famosa “Guerra de Iraq” a la que los soldados españoles nunca fueron durante la invasión, y sólo lo hicieron después, durante la pacificación junto con tropas de otros 28 países, para lograr mantener la paz en una zona muy turbulenta.

Es curioso que a los socialistas, que tantas mentiras dijeron entonces para desprestigiar a Aznar, no les haya importado enviar muchos más soldados de los que había en Iraq, tanto a Afganistán (en una “guerra larvada” similar a la iraquí), que ha costado muchas vidas humanas de españoles (cuando en la de Iraq no murió ningún soldado español), como a Somalia, Mozambique y otros destinos en los que tampoco nos jugamos nada, pero si lo decide Zapatero parece que haya que “aplaudir con las orejas” y si lo hacía Aznar la obligación mediática era “zumbarle al mono” hasta hacerlo caer.

Pues bien, aun reconociendo que D. José María Aznar era un carácter suficiente, distante, circunspecto y poco popular, y hasta aceptaría que se le dijese “prepotente”, no me cabe la menor duda que supo defender los intereses de los españoles mejor que nadie, hacer de nuestro país una potencia en todos los órdenes y con la que todos contaban para todo, y crear un orden económico y administrativo en todas nuestras instituciones, que eran respetadas en todo el mundo y por todos los sistemas… menos por los que hoy nos “chupan la sangre” y “los recursos económicos” de algunas de nuestras empresas y de todos los impositores españoles, como Venezuela, Bolivia, Marruecos y demás “democracias orgánicas”, que son los más fieles aliados de un Zapatero que ya estamos viendo a donde nos lleva.

La comparación no admite dudas.

Y precisamente por el temor y la inseguridad que genera en el socialismo español la imagen de quien les ganó dos veces consecutivas en las urnas, y les ganaría todas las que volviera a competir con ellos, una vez conocidos los resortes del Gobierno, es por lo que tratan de difuminar su imagen pública, de desprestigiarle y sacarle de la circulación política, ayudados por unos dirigentes del PP actual, desagradecidos, desorientados y timoratos, que prefieren que caiga la “fruta madura de un socialismo que ha arruinado a España” en vez de enfrentarse a ellos abiertamente y denunciarles abierta y públicamente y sacarles del poder antes de recibir unas “Arcas del Estado” sin tener ni siquiera telarañas, ya que cuando ellos entreguen las llaves voluntariamente, tendremos una tasa de paro insalvable y con más de cuatro millones de parados en el año próximo, al ritmo que va aumentando.

Esa es la única razón, para defender públicamente a este señor, que ya ha demostrado con hechos, y no con palabras, que ha sabido llevar el timón del barco español con un acierto singular, y como es de “mal nacidos, no ser agradecidos”, no quiero caer en esa categoría, siendo consciente de que me voy a tener que leer comentario muy negativos, y deformando la realidad que he expuesto, pero es lo que siento y tal como lo siento.