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Per Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

D. José Esteve Patuel: Recuerdos del hombre

    A media tarde del pasado domingo día 9 de Diciembre de 2012, y gracias al impagable trabajo llevado a cabo por dos generaciones de la familia Arribas, y con la imprescindible colaboración del Grup d´Estudis Historics Fallers de Burriana y la aportación desinteresada de un puñado de amigos y admiradores de su obra, he conocido y disfrutado de la faceta más profunda de Pepe Esteve.

    Me emocioné íntimamente, al oír como recitaba con aquella voz profunda de barítono desaprovechado que le imprimía carácter, algunas de sus poesías, para mí de una belleza y sensibilidad desconocidas.

    Descubrí impactado su arte para cantarle a la mujer, a las falleras, a las mismas fallas, al fuego, a nuestra tierra, al mar a cuya contemplación y admiración dedicó los últimos años de su vida, a las Navidades…..y a cualquier otra cosa que se presentaba, ya que me percaté de su capacidad para embellecer lo que poetizaba.

    Como de ninguna manera sabría presentar la figura poética de este singular personaje de la España del siglo XX, como lo hizo magistralmente Julián Arribas hijo, me limitaré a evocar al hombre de la calle, del Centro España y del Trinquet, al otro Pepe Esteve mucho más humano y entrañable, cargado de bonhomía y derrochando un carisma y una simpatía y saber estar, y a la vez mostrando de vez en cuando esas debilidades que nos adornan a cada uno de nosotros, y nos hacen más próximos a quienes nos rodean.

    Cuando llegué a Burriana con apenas 18 años recién cumplidos y gracias al querido y admirado Profesor de Francés en la Escuela Técnica del Comercio Frutero D. Roberto Roselló, se me abrieron tanto a mi como a mis compañeros de estudios las puertas del Centro España, y convertimos la que hoy considero mi segunda casa, en nuestro punto de encuentro para los momentos de ocio y los fines de semana lejos de nuestros hogares.

    Allí tuve el placer de conocer y disfrutar por vez primera de la entrañable y protectora compañía de un Pepe Esteve en su faceta mas humana.

    Ya me encantaba jugar al dominó, y recuerdo con nostalgia cómo me fijaba viéndole jugar con sus compañeros habituales, Batiste Melchor, Pepe y Micalet Saborit , Ricardo Usó y Leopoldo Bornay después de tomar café, en las tardes de invierno

    Solía llegar pronto, para escuchar las impagables tertulias de café, en las que se hablaba de lo divino y de lo humano, del precio de las naranjas, de la inclemencia del clima, de la belleza de las mujeres que pasaban por el ventanal del Centro España y se hacían los primeros pinitos atreviéndonos a comentar sobre política y democracia a media voz.

    En esas conversaciones la voz cantante la solían llevar D. Roberto Roselló o cualquiera de los dos Vicente Tejedo (uno cantaba al alba y otro contaba billetes), Paco Marin padre, Enrique Safont, Carlos Garcia e incluso Vicente Palau ó Paco Ripollés (el celebre “rajolero”) ilustre fallero en aquellos tiempos, aunque todos los nombrados aportaban su granito de arena, para construir edificios dialécticos de poca altura pero con una enorme base popular.

    Aquello si eran tertulias, y no las que inundan ahora nuestros ojos televisivamente o nuestros oídos radiofónicamente.

    Y reinaba la cordialidad y el humor, y solíamos terminarlas entre carcajadas, pero raramente se tensaba el ambiente más de lo necesario.

    En aquel entorno Pepe Esteve se sentía en su salsa, y puedo asegurar que entonces entendí la sabiduría que encerraba el refranero español, cuando decía:

    “A los señores se les conoce por sus actitudes en la mesa, y en el juego”

    Pepe era un señor, que iba a todas sin pensar en ganar o perder.

    Sabía que de todos los que jugábamos con él, tan solo Batiste Melchor estaba a su altura (Paco Marin nunca jugaba, solo miraba y comentaba) y por eso le gustaba arriesgar, cambiar fichas, ir doble o triple, para equilibrar la desequilibrada balanza.

    Era una delicia verle jugar, y otra similar jugar con él.

    En aquella época para él, yo era Michel o a veces “xiquet”

    Él para mi D. José.

    Mas adelante cuando inicié mis relaciones con Marita (hoy mi esposa) de una forma automática pasó a considerarme “NEBOT”, y con ese titulo, del que yo siempre me he sentido muy honrado siguió saludándome hasta que se fue en su último viaje.

    Yo no viví aquí desde que acabé los estudios en 1965 hasta el Octubre del 2001, cuando mi vida profesional me permitió ya establecerme en este “paraíso terrenal” que es Burriana, y lamentablemente en esa fecha Pepe Esteve ya se había ido, por lo que no pude disfrutarle de una forma habitual en el día a día.

    Pero si solía verle todos los veranos y en las vacaciones largas, los lunes y jueves en el Trinquet, del que era un asiduo aficionado, y a veces comentábamos las partidas del Genovés, de Eusebio, del Rovell o el Chato de Museros (en su última época) o de Antoniet y Mezquita en sus inicios.

    Era una delicia escucharle.

    En el Centro España el café era su hábito, en el Trinquet era típico verle con el botellín de cerveza en la mano y esa sonrisa entre cómplice y amable en su gesto.

    Le imagino ahora en el Salón de Juegos del Cielo, escuchando el fallero o música gregoriana de la que oía en Silos, sentado alrededor de la mesa de “xamelo”, estudiando la jugada bajo la atenta mirada de Batiste Melchor y la sorpresa de un Paco Marin atónito, y ante la indeferencia de un Pepe Saborit obsesionado en “ahorcarle” el seis doble a quien lo llevara, y la manos temblorosas de Poldet Bornay o Micalet Saborit ansiosos de seguir jugando.

    Y luego seguramente Dios, para tenerles a todos contentos, les estará construyendo ya un Trinquet a la espera de que lleguen los pelotaris suficientes para montar dos tríos de nivel (esta gente vive muchos años y de los que he mencionado aún no hay suficientes allí para empezar la partida), y sin la menor duda no empezará la partida hasta que llegue un Batiste Viñes que con su inigualable maestría cante:

    “Caballers….¿ A on tirem…..roxos…o blaus? ¿Qui dona de cinc?”

    Este es el Pepe Esteve que yo conocí, mucho menos profundo y espectacular que el que me comprometo a conocer a través de la ANTOLOGIA recopilada por Julián y Rafael Arribas a quienes les tendré que agradecer, el haber podido conocer y disfrutar a este CID de BURRIANA…..después de muerto.

    Un saludo a todos, y especialmente uno en el recuerdo, a quien siempre llamé D. José por no haberme atrevido a llamarle “TÍO”, pese a haberme sentido siempre un admirador de su personalidad y carisma, y serlo por vínculos familiares de mi esposa.

    “Espero poder jugar una partida en el Cielo con Vd., para que me diga como debo de actuar al llegar, ya que sin duda será un EJEMPLAR ÚNICO, también allí”

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    comentaris 5 comentaris
    Vigorhumus
    Vigorhumus
    18/12/2012 08:12
    Sr. Juanvi

    Le ruego precise lo de "quemar". No es lo mismo quemar una tertulia que quemar una moto. Quien quema una tertulia podría ser un personaje "sabut", chulo o simplemente absurdo. El segundo podría ser un aficionado a los mecheros

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