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Per Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

Inmigrantes, ¿les hacemos desistir de su viaje o permitimos que sigan llenando el fondo del Atlántico y el Mediterráneo, mientras las mafias les engañan y arruinan sus vidas?

    Tal como le he prometido a esa amable lectora que se llama “Noor”, he querido abstraerme por un momento de los problemas políticos y económicos del día a día, y ponerme sentado tranquilamente en mi mecedora que tengo siempre dispuesta en “el lado oculto de la luna”, para desde allí, con una mayor amplitud de miras, contemplar y racionalizar el delicadísimo tema de la “Inmigración”.

    No me cabe la menor duda de que todos los inmigrantes persiguen un futuro mejor cuando se platean venir a Europa, y deben de disponer de esa opción por cauces legales, para poder hacerlo.

    Lo que cuestiono y discuto muy frecuentemente con algunos compañeros de tertulia del Bar Pepe, y antes del Centro España, es el “medio”, no el “fin”.

    Yo, en mi época de estudiante, estuve varios meses de verano, tanto en Francia como en Inglaterra, para aprender los idiomas, y sé por experiencia propia lo mal que puede llegar a sentirse uno en un país que no es el suyo.

    Trabajé en las ocupaciones más diversas, pelando patatas, lavando platos o sirviendo cafés, para ayudarme a pagar los gastos de subsistencia, y creo saber lo que habló.

    Pero yo iba en tren o en autobús, y mi vida no corría ningún peligro ni ningún desaprensivo se aprovechaba de mí para estafarme haciéndome pagar sobre costos para llevarme allí o para facilitarme un trabajo.

    Les hablo de hace unos 47 años, para ser exacto, o sea que no siendo fácil, la situación no era tan dramática como lo es hoy para los pobres inmigrantes subsaharianos y magrebíes, que son explotados, engañados, traicionados, y en gran medida yo diría que asesinados de facto en su ruta hacia ese “El Dorado” que parece ser para ellos Europa, y en particular España, como puerta de entrada.

    Las mafias, tanto en sus países de origen como en Marruecos, que suele ser el último puerto de salida, después de sacarles todo el dinero de que disponen, les meten en enormes ataúdes flotantes que aquí llamamos “cayucos”, y les dejan a merced de un Océano, que suele engullir a un buen porcentaje de los que embarcan.

    Los más afortunados llegan a nuestras aguas territoriales, y una vez en ellas, nuestras fuerzas del orden les atienden convenientemente, les facilitan asistencia humanitaria y médica, y pasan a engrosar la nómina de inmigrantes ilegales que llenan nuestras ciudades.

    Los mejor informados, a fin de no poder ser repatriados, se desprenden de todos sus documentos de identidad, con lo cual no hay forma de saber donde debemos de enviarles.

    Los menos inteligentes (que son muy pocos), al conservarlos, posibilitan que nuestras autoridades inicien el proceso de repatriación, después de un sinfín de papeleos, aun cuando a veces, como ocurrió la semana pasada, llegue un avión a Gambia con una serie de repatriados, cuyas documentaciones habían sido contrastadas por oficiales de ese país, en las Islas Canarias, aceptando la repatriación, y al final, al llegar el avión a destino, no les permitieron desembarcar, con lo que tuvieron que volver todos a España, después de haberse gastado una millonada en esa gestión.

    Pero siendo eso importante, no es eso lo que más me duele.

    Me duelen en el alma las vidas de todos los que murieron en el intento y no llegaron aquí porque unos desalmados mafiosos, en vez de embarcarles en condiciones dignas, les “asesinaron” usando al Atlántico como brazo ejecutor, y enriqueciéndose con el flujo continuo de los desesperados.

    Y al observar los ejemplos de Gobiernos que están en una situación similar a la nuestra, como pueden ser Italia o Malta, creo que deberíamos de aprender de ellos para encontrar una solución a este problema.

    Ellos han optado ya hace tiempo por no aceptar a nadie, y ni siquiera los que les llevan nuestros pesqueros pueden ser desembarcados por razones humanitarias.

    En decir, ha marcado una coraza protectora que impide ese tráfico de personas, y por lo tanto los traficantes… han dejado de utilizarlas como puertos de destino.

    Parece una falta de sensibilidad, pero el efecto real es todo lo contrario.

    Disuadiéndoles de esa manera, evitan que miles de inmigrantes mueran en su “ruta de esclavos” hacia Europa, y se hundan sin remedio en el mar.

    Nosotros, que parecemos querer ser “más papistas que el Papa”, quizás sin pretenderlo, estamos colaborando a que esa masacre no termine, y a la vez las mafias norteafricanas sigan engordando sus atrocidades.

    Me parece necesaria y muy saludable la inmigración legal, y siempre la defenderé, pero en defensa del propio derecho a la vida de los ilegales, tendríamos que tomar las medidas adecuadas para acabar con esa senda del crimen en que se están convirtiendo las aguas entre Marruecos y España, tanto en sus límites insulares como peninsulares.

    Y si se decidiera tomar medidas similares a las italianas y maltesas, avisando con antelación a los Gobiernos implicados en el tema, como pueden serlo Marruecos, Senegal , Mauritania y las Guineas, nadie podría reprochar nada al cumplimiento de nuestras leyes, como no lo hacen con las italianas y maltesas.

    Me parecería infinitamente más justo y humanitario, y en términos objetivos, estoy seguro que a medio plazo, habría muchísimas menos muertes de las que hay ahora, unas pocas conocidas, y la mayoría ignoradas, ya que sabemos las muertes de los cayucos que llegan, pero ignoramos los que se hunden totalmente en la travesía.

    Digamos que sería en términos médicos, amputar algún miembro… para salvar muchas vidas.

    No pasa de ser una reflexión por escrito, después de pensarla detenidamente, pero por supuesto es un tema tan delicado, que nadie está en posesión de la verdad absoluta, pero si sabemos lo que hay… y como han actuado otros países con mucha más experiencia que nosotros en estos temas, por haber sido destinos de inmigrantes antes de que España, se convirtiera en la mal llamada “puerta del Sur de Europa”.

    Probablemente, su ejemplo debería de servirnos para algo.

    Me encantará saber la opinión de los lectores sobre este asunto, ya que es tan abierto, que seguro que me enriquecerán con sus observaciones, si se hacen desde la sensatez, la educación y el respeto.

    Yo pienso fundamentalmente en el bienestar de los inmigrantes, pero para poder disfrutar de ese bienestar han de estar vivos, y lamentablemente con la política actual de inmigración, son demasiados los que se quedan por el camino.

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    comentaris 8 comentaris
    miguelbataller
    miguelbataller
    03/10/2008 10:10
    para burrianero(el autentico)

    no me cabe la menor duda de que lo que dices puede ser vedad..... pero una cosa no implica la otra. no me importan las razones politico economicas, ni si la mafia la organiza el mismo Mohamed VI, en connivencia con las empresas españolas, y con el consentimiento de ZP... no... lo que pretendo es que se acabe con esos asesinatos....por omision, y no busco responsables(aunque ZP no esta exento por su Ley de Inmigracion y su efecto Llamada que todos sabiamos) lo que es mas importante es acabar con ese trafico de esclavos.....la mayoria de los cuales acaban en el fondo del mar. y lo mismo le exigiria a Rajoy o Aznar...porque es un delito de "lesa humanidad", aunque no lo quieran

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