Goerge Soros: ¿Filántropo o pirómano bombero ayudando a los quemados? (II)
En mi primer capítulo de la semana pasada de esta pequeña serie, para estudiar y analizar la personalidad de este singular personaje, me ocupé exclusivamente de lo que yo personalmente había conocido a la largo de mi vida sobre sus orígenes, su formación académica en Inglaterra, su llegada a Estados Unidos y sus actividades financieras, hasta consolidar una fortuna importante, en base a “nadar contra corriente” en el proceloso océano de las finanzas internacionales.
Como suele ser normal en casi todos los prohombres que alcanzan unas cuotas de poder financiero extraordinario, después de consolidar sus logros, buscan la forma de construir una imagen pública impecable y a ser posible la admiración y el respeto de los demás.
Cuando todo eso se ha logrado a lo largo de una vida y en base a la economía productiva, reinvirtiendo los beneficios en nuevas fuentes de riqueza y miles de puestos de trabajo, aunque en sus nuevas andaduras no se tenga el mismo éxito que en las originales, sus conciudadanos e incluso en un ámbito nacional e internacional, se ganan el respeto de todo el mundo.
Ejemplos muy visibles los tenemos en España con D. Amancio Ortega y en nuestra Comunidad lo tuvimos con los hermanos Lladró no hace muchos años y lo tenemos ahora con los hermanos Juan y Fernando Roig.
Pero cuando todo ese imperio financiero se ha basado en una economía especulativa y sus artilugios financieros poco claros e incluso basados en la “Teoría del Caos” como es el caso de Soros, uno no se desprende fácilmente de sus orígenes y pretende seguir utilizando los mismos medios, aunque por distintos caminos.
Por lo que yo he leído y me he informado recientemente, entre otros medios internacionales en el libro del que les hablaba la semana pasada (“SOROS ROMPIENDO ESPAÑA” aunque hoy aún no se vea ese auténtico problema en primer plano) el judío húngaro, ha encontrado la piedra filosofal de sus ingentes incrementos patrimoniales en “crear el caos y acudir a solucionar el problema por él mismo, pero siempre pasando la factura correspondiente”.
Para que entiendan mejor el ejemplo, busca en el mundo puntos susceptibles de ser desestabilizados, acude a crear los problemas desde un segundo plano imperceptible para la mayoría, para después acudir al rescate con sus propios medios dando una apariencia desinteresada, pero cobrando facturas incomprensibles a aquellos a los que parece ir a salvar, para trasladar el problema a aquellos lugares del mundo que le interese desestabilizar posteriormente, para no romper la cadena de sus ingresos generados con un caos continuado.
En términos simples, imagínense a esos pobres guardamontes pirómanos, que se dedicaban a crear focos de incendios en sus propios bosques, para justificar su puesto de trabajo.
La razón de ser y existir de la fortuna de este señor, siempre estuvo basada en ese principio y como le ha ido perfectamente sigue ejecutándola y ganando peso específico en un mundo globalizado.
Por eso hay una coincidencia bastante generalizada, en que detrás de la Revolución Naranja de Ucrania en 2004, como en Revolución Blanca de Egipto en 2011 o en todas las Primaveras Árabes del Norte de África en los últimos veinte años, se puede ver o intuir la mano negra de este señor, que una vez generado el conflicto acudía puntualmente con los barcos de sus ONG´S (Open Arms y similares) a recoger a los exiliados o fugitivos de esos países para situarlos en Europa, previo pago de miles de euros o dólares.
Los recogía en sus viejos cascarones, más parecidos a carne de desguace que a cómodos transportes marítimos, para una vez hacinados en ellos, querer despertar un sentimiento de solidaridad entre las democracias europeas, para recibir e integrar en ellas a millones de musulmanes, cuando sus propios nacionales no podrían ser atendidos convenientemente en sus asistencias sociales imprescindibles.
Me viene a la cabeza el Acuarius, entre otros muchos, llegado a Valencia entre palmas y olivos y recibido por nuestro Gobierno que se iba a ocupar de ellos, y hace apenas unos días salían quejándose en los medios de comunicación aquella pobre gente, porque al cabo de dos años, ni tienen trabajo, ni se les ha concedido el estatuto de refugiados y tienen que vivir de las ayudas de Cáritas, porque nadie quiere ponerle el cascabel a ese gato triste y azul que no para de llorar y gemir en el olvido de los insolidarios, que son responsables de la Asistencia Social en nuestra Comunidad.
Como verán no andan muy desencaminados los que piensan que Soros, de una manera directa o indirecta también colabora en la destrucción de España.
La semana que viene hablaremos si nos lo permiten los “vigilantes de los medios de comunicación”, sobre las implicaciones en España de este señor.
Por cierto, parece ser que ayer lunes llegó al Puerto de Burriana uno de esos barcos solidarios el Alan Kurdi.
Procurare informarme, para trasmitirles a ustedes la información de la que disponga, porque también parece ser que el Open Arms ha sido visto recientemente en nuestros astilleros.