¿Gobierno de gran coalición?

En el curso de la última semana se ha abierto un nuevo debate, en lo que se refiere a la conveniencia o no, de llegado un momento ir a un Gobierno Coalición entre el PP y el PSOE, imitando el ejemplo alemán, para evitar el chantaje inveterado de los partidos nacionalistas e independentistas.

Lo recomendó el mismo Felipe González en una de sus pocas manifestaciones en una entrevista a los medios de comunicación, y no hizo otra cosa que expresar el sentir de muchos , que ya nos habíamos manifestado en este sentido hace tiempo.

Imagino que al igual que todos los que españoles no sectarios, lo que quería expresar, era que una vez pasadas las próximas elecciones generales, saldría uno de esos dos partidos como el que aglutinaba el mayor número de votos y sugería que cualquiera que fuese el ganador, lejos de buscar los apoyos de esos partidos nacionalistas minoritarios que han parasitado junto al ganador hasta ahora , fuese quien fuese, debería de buscar el apoyo del otro gran partido que hubiese conseguido menos votos, para ofrecerle un pacto de Gobierno, y poder fijar entre los dos con una mayoría mas que suficiente, el rumbo legislativo y ejecutivo a seguir.

Al parecer esa es la única forma sensata y responsable de acabar de una vez por todas con las eternas reivindicaciones económicas y legislativas que han venido exigiendo en los últimos 35 años los vascos y los catalanes sobre todo.

En Alemania por ese camino se terminó con el peso específico de un Partido Liberal que en un principio era el Juez que decidía a quien le otorgaba la capacidad de llegar al Gobierno a cambio de unas concesiones muy superiores a su representación real popular, en función a los votos recibidos.

Y al mismo tiempo se les cortaban las alas a unos Verdes, que pretendían ocupar el hueco dejado por los liberales alemanes.

Apenas bastaron unas horas, para que saliera Rubalcaba a la palestra, para dinamitar esa propuesta de su antiguo Presidente y valedor político, recalcando que el PSOE nunca pactaría un Gobierno de Coalición con el PP, mientras él fuera Secretario General de los socialistas españoles.

Se hizo patente con esa expresión su desafección por lo que representa Felipe González confirmando una vez más, que nuestros ex Presidentes más que un apoyo inteligente para sus sucesores, parecen ser una rémora para ellos.

Nombrarles a los responsables actuales del PP o del PSOE a quienes fueron sus padrinos y les dieron sus bendiciones para detentar los cargos que ocupan, parece ser como “nombrar la soga en casa del ahorcado”, y eso imagino que se debe a un complejo de inferioridad o a su incapacidad para reconocer que quienes nos gobernaron, lo hicieron con mucho mejor tino que lo han hecho o lo están haciendo ellos, y no quieren prestar oídos a sus consejos desinteresados.

Necesitan alimentar su ego haciendo uso de la autoridad temporal de la que disfrutan.

Mal vamos los españoles, cuando las experiencias y vivencias de quienes ostentaron entre ocho y dieciocho años la gobernabilidad del Estado, no les sirve a quienes gobiernan.

Pero peor van los líderes actuales dentro de sus partidos, que acabaran fraccionados y destruidos ellos mismos, fruto de su incapacidad para oír y escuchar las sugerencias que deberían de servirles para no reincidir en errores pasados.

Una cosa es gobernar al dictado de quienes dejaron el poder, y otra, bien diferente escuchar sus opiniones y criterios que deberían de enriquecer sus puntos de vista, en vez de considerarlas como “dardos envenenados o fuego amigo”.

De lo que quedan pocas dudas, es de la diferencia de capacidad para Gobernar y valía política de Rubalcaba y Rajoy si les comparamos con Felipe y Aznar.

Unos demostraron sobradamente lo que eran capaces de hacer para bien y para mal.

Otro sólo ha podido demostrar que lo que ha hecho era todo malo, tanto en su ejercicio como Ministro de Educación, como portavoz del Gobierno de los GAL, después de Interior y finalmente ocupando la Presidencia de Gobierno e incluso ahora como Jefe de la Oposición, y sin duda no podrá pactar ese Gobierno de Concentración, porque su liderazgo en el PSOE toca a su fin.

Y finalmente el otro, está llevando relativamente bien la política de una economía que recibió absolutamente arruinada, pero ha dejado de hacer otras muchas cosas que prometió y ha incumplido, y sobre todo no se ha atrevido a cortar por lo sano en lo concerniente al desmontaje de mil y un garitos llamadas empresas públicas, en las que abrevan y comen sin el menor motivo miles de políticos y politiquillos de baja estopa, que han encontrado en ellas su forma de sobrevivir o enriquecerse, si dar un palo al agua, ni aportar nada positivo.

Entiendo que la GRAN COALICIÓN, debe de ser solamente un recurso evitable si se pueden gestionar gobiernos con partidos afines, sin hacer concesiones abusivas a quienes se solidaricen con el partido mayoritario, pero visto lo visto es inevitable evitar los pactos de Gobierno con los nacionalistas independentistas, porque acabamos por entrar en su juego y lo quieran o no, los que presiden el Gobierno, antes o después ayudan a complicar la unidad de España y la vida en común de todos los españoles.

Felipe hizo un ejercicio de sensatez con su propuesta y Rubalcaba de insensatez, con su respuesta.