El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano
Esta reflexión va especialmente dedicada al PSOE, y a los comentarios que hemos tenido que oír de los responsables nacionales de este partido, tratando de responsabilizar del fracaso de los resultados, donde estos han sido muy pobres, a las organizaciones autonómicas correspondientes, y tratando de salirse ellos por la tangente.
Ni es justo ni honesto ni se corresponde con la realidad, aunque ahora tanto Zapatero como Pepe Blanco y demás gerifaltes socialistas se empeñen en no aceptar dimisiones, pero se harten de decir que todos deberán de analizar el por qué de los resultados.
Si se molestan en leer este artículo, quizás lleguen a la raíz del problema sin devanarse excesivamente los sesos.
Me limitaré a analizar lo que ha ocurrido en la Comunidad Valenciana, aunque realmente creo que lo sucedido aquí es extrapolable a todos los sitios sonde el PSOE ha pinchado en hueso.
A los responsables autonómicos del Partido Socialista, sólo hay que recriminarles una cosa por encima de todas.
Es el hecho de haber querido ser socialistas antes que valencianos, y de haberse puesto el careto y las orejeras y dejarse llevar por las consignas del partido en todo momento, ignorando el sentir de los valencianos y los intereses de nuestra Comunidad.
El haberse dejado llevar por un seguidismo irracional de las decisiones de Zapatero, para mantenerse en el poder en España a costa de cualquier cosa.
En ningún momento se les ha oído ningún reproche a las decisiones del PSOE nacional, por mucho que hayan sido medidas de castigo a nuestros intereses regionales, y por absurdas que hayan sido las decisiones tomadas.
Para ellos, las palabras de Zapatero, han sido en todo momento palabra de Dios, y así les ha ido en el momento de la verdad.
Al pueblo llano se le puede engañar alguna vez, si se cuenta con los medios de difusión adecuados, que saben presentar las verdades a su modo y manera, pero cuando esa argucia, se repite constantemente, el pueblo acaba sintiéndose burlado e ignorado, y eso es lo que ha pasado en los últimos años.
Y como los ciudadanos no tienen televisiones ni periódicos ni emisoras de radio, pero tienen su voto, han hecho uso de lo que tienen, y se han manifestado de la única manera que pueden hacerlo, y es expresando su repulsa a quienes se han querido burlar de ellos.
Pla y su corte de honor han sido simplemente marionetas al servicio de los intereses del PSOE y de las políticas que emanaban de Madrid, limitándose a repetir en plan cotorra, una y mil veces, los mensajes que recibían, sin analizarlos, sin diseccionarlos y sin rebatirlos, y claro, de eso sí que son culpables.
Pero la gran responsabilidad de la debacle no es de ellos exclusivamente, sino de quienes diseñaron, impartieron y les obligaron a ejecutar esa política discriminatoria de los intereses valencianos que han marginado a nuestra Comunidad Autónoma, privándola de los recursos e inversiones procedentes del Gobierno de la nación.
Nuestras infraestructuras se han visto paralizadas y nuestras necesidades obviadas por aquellos que ahora pretenden hacer responsables de sus errores a los que sólo actuaron como altavoces de sus decisiones, y eso ni es honesto ni adecuado ni de compañeros socialistas.
Los responsables del PSOE valenciano han sido cómplices de la torpeza del PSOE en Madrid, pero el error nació allí y no aquí.
Sin embargo las cabezas que huelen a pólvora son las de los de aquí, no las de los de Madrid.
No les quepa ninguna duda que en las elecciones generales del 2008, vamos a ver muy pocas caras conocidas de las personas más significadas aquí en Valencia, y veremos aterrizar aquí como cabeza de cartel a María Teresa Fernández de la Vega, a Jordi Sevilla o a Leire Pajin, que ahora se quitan las pulgas de encima sin asumir su fracaso, y en definitiva son mucho más culpables que los que estaban aquí, porque desde sus puestos en el Gobierno o en la responsabilidad del Estado no han sabido defender los intereses valencianos.
El tiempo dirá si los valencianos tenemos “memoria histórica” y para entonces les volvemos a pagar con la misma moneda.
Pero lo que no es justo es querer cargar las tintas con la gente que desde aquí les hacía el trabajo sucio a los cerebros pensantes de Madrid, y que estos aún tengan la desfachatez de pedir responsabilidades a los de aquí cuando la culpa de la debacle ha sido de ellos.