La corrupción, cáncer de España
El pasado jueves 27 de noviembre de 2014, se realizó en nuestro Congreso de Diputados un pleno monotemático, sobre LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN.
Parafraseando a D. Ramón de Campoamor, cuando dijo:
“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, porque todo es del color, del cristal con que se mira” dos castizos españoles aportarían cada uno de ellos su propio refrán relativo al caso, según su posicionamiento político.
Para los afiliados al PSOE y con la idea de desgastar el PP, les serviría aquel que dice:
“A buenas horas mangas verdes”
Y tal como han hecho los socialistas ante la oferta de Rajoy, de pactar un programa común contra la corrupción, se saldrían por la tangente.
Para los del PP, vendría al caso aquel que dice:
“Nunca es tarde, si la dicha es buena”
Tampoco sirve para demasiado, cuando la dicha llega demasiado tarde para solucionar problemas enquistados de imposible solución sin quedar en ridículo.
Para todos los demás partidos, partidillos, o juntas de copropietarios de las Cortes Españolas (que así parecen entenderlas algunos) la solución es la dimisión de Rajoy siguiendo la ruta marcada por su Ministra de Sanidad anteayer.
A nadie le faltarán sus razones, pero todos ellos acabarán aduciéndolas en base a sus intereses partidistas, sin pensar nunca en lo mejor para España.
Parece como si en esa burbuja singular en la que viven nuestros políticos, alejados del mundo real que les rodea, no existiera el sentido común.
Es como si pensaran que están en la cara oculta de la luna, invisible para el resto de los humanos y que por lo tanto, todo lo que ellos hacen o dicen no llega a la sensibilidad de los ciudadanos.
La corrupción parece ahora que es sólo un pecado de los populares porque gobiernan en este momento, cuando es una lacra generalizada.
Pero es un estigma que ha venido actuando con absoluta impunidad desde 1978 hasta hoy, y en cada esquina de nuestro suelo patrio, desde Francia a las Canarias y de las Baleares a Portugal, afectando siempre a todos los que tocaban poder o se relacionaban con él.
A Partidos Políticos, Sindicatos y Organizaciones Empresariales.
Sólo no han robado a nivel institucional, los que no han podido hacerlo.
Sólo no han prevaricado, ni incurrido en cada uno de los delitos propios e inherentes al ejercicio del poder, los que no han sabido hacerlo y una pequeña proporción de los que no han querido hacerlo, pero tampoco se han atrevido a denunciar a los corruptos que campaban a sus anchas muy cerca de ellos, en su mismo entorno institucional.
Nadie está libre de pecado, ya sea por acción o por omisión, por lo tanto nadie puede tirar la primera piedra.
Me río de quienes pretenden disfrazar este hecho innegable, aduciendo que sólo son corruptos un pequeño porcentaje de los políticos de alto rango.
Esos son los más aparentes y los que se han atrevido a todo, convencidos de la impunidad que les ampararía en caso de ser descubiertos, como así ha sido durante muchos años.
Y el porcentaje en ser juzgados y condenados ínfimo, en comparación a los delitos cometidos y sólo en dos momentos determinados.
Al final de los Gobiernos de Felipe González en los años noventa, y ahora cuando se aproxima también el fin de Rajoy al frente del Gobierno.
Entonces tuvo que pasar su Vía Crucis el socialismo que tardó ocho años en recomponerse, pero sin perder los viejos hábitos de corrupción.
Ahora les tocara el turno a los populares en toda España y a los convergentes en Cataluña, pasar por el mismo calvario para purgar sus penas, ya que a los catalanes y al resto de los españoles, no nos queda más remedió que perdonar pero no olvidamos.
Y lo más lamentable y pernicioso, es que ni socialistas ni populares ni convergentes se han percatado todavía de que en esa guerra fratricida a tres bandas, la que más va a perder es España y el conjunto de todos los españoles, porque detrás de ellos, sólo queda un inmenso mar de utopías sin experiencia de Gobierno, que pueden llevarnos al caos.
¡Dios nos pille confesados!
Gracias JPE, pero yo he expresado un sentir general, y ese sentir general (al menos el que yo he oído) quisiera que la manida Ley Anticorrupción, fuese acordada por los dos partidos mayoritarios como mínimo, para no tener que agotar la Legislatura discutiendo en Congreso y Senado mil y una enmiendas, que nos llevarían al final de la misma sin haber llegado a ningún acuerdo, como es habitual entre populares y socialistas. Un saludo