¿Cómo “repartimos” la tarta española?

Se han de perfilar los Presupuestos Generales del Estado para el 2009 y no ve la forma de poder cumplir todo lo que prometió a “tirios y troyanos” con tal de poder quedarse pegado a su sillón durante cuatro años más.

Firmó y votó (en contra de la opinión de algunos de sus socios de Gobierno en Cataluña, que no por eso renunciaron a sus prebendas en la autonomía) con CIU el nuevo Estatut con rango de Ley Orgánica, y ahora, cuando el Gobierno de Montilla y CIU le exigen el estricto cumplimiento de lo que firmó y votó, trata de escurrir el bulto y de “decir diego donde dijo digo”, poniendo hasta a sus mismos socios socialistas en la encrucijada de oponerse a sus manejos o de enfrentarse a la opinión pública catalana e incluso a muchos de los alcaldes socialistas de Cataluña, que en sus presupuestos municipales, por lo visto ya contaban con una aportación del Estado a los Presupuestos Autonómicos, y a través de ellos a los municipales.

Elude comparecer ante la Comisión Permanente del Congreso, alargando lo que no debe de admitir demora, buscando la negociación (yo diría la “compra de voluntades”), para que cualquiera de los que pueden frenar dicha comparecencia, una su voto a los de los socialistas, con tal de “escurrir el bulto” y endosarle a Solbes el muerto, como si este pobre hombre fuese el muñeco del “pim, pam, pum” de todas sus incongruencias.

Fueron muy curiosas también las declaraciones del Presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Sr. Chaves, cuando con motivo de los continuos reproches que se le hacían en su mismo territorio, en razón de que el Gobierno Socialista aprobara el Estatut de Cataluña, manifestó que “lo que es bueno para Cataluña, es bueno para Andalucía”, sin pensar ni analizar lo absurdo de su afirmación, ya que ahora se encuentra con el dilema de los intereses de Andalucía contrapuestos a los de Cataluña, ya que son contradictorios, claro que eso a los políticos socialistas les importa un comino, con tal de confundir y engañar a la opinión publica española en todo momento y lugar, mientras dichas mentiras les permitan perpetuarse en el poder.

No se puede en una España tan heterogénea como la nuestra, decir “una cosa y la contraria” como verdades incuestionables según donde se hable, ya que eso al final descubre al mentiroso.

No se les puede hacer promesas que se sabe que son irrealizables en las autonomías que han tenido que soportar un aumento muy sensible de la población en razón de la inmigración, prometiendo una financiación en base a las tasas de población, y luego en otras más extensas y despobladas, prometerles que el reparto se hará considerando la extensión.

Esas posiciones antagónicas, defendidas en cada lugar en función de lo que los ciudadanos querían oír, con tal de ganar las elecciones, es lo que ahora les hace imposible la “cuadratura del círculo”, por la sencilla razón de que es imposible.

Claro que ahora sólo se trata de seguir mintiendo y engañando a unos y otros, y en eso nadie más hábil y preparado que el Presidente del Gobierno.
Pero se encuentra con un problema añadido que no se esperaba, porque él es incapaz de prever nada, y menos de analizar un cambio de coyuntura económica, tanto mundial como sobre todo española.

Ese “algo” es que no hay dinero para seguir “comprando voluntades” como lo ha venido haciendo en los últimos cuatro años.

Las arcas del Estado, que recibieron repletas y muy saneadas, están ahora famélicas y las telarañas empiezan a anidar en ellas, y claro así la situación se le hace mucho mas difícil de gestionar.

No me cabe la menor duda de que no le importará endeudarse hasta límites difícilmente digeribles con tal de ir solucionando el día a día, pero tampoco dudo de que al final de su mandato, llegue cuando llegue (y que en mi opinión no está muy lejano), nos encontraremos con una nación arruinada, con unos ciudadanos empobrecidos y burlados, y con una situación que va a necesitar como mínimo toda una generación de Gobiernos muy estrictamente administrados y con unas políticas muy restrictivas en gastos público e inversiones ruinosas, para poder recuperar el pulso de una economía que en tan sólo cuatro años y medio ha pasado de gozar de una salud envidiable a perder el pulso y estar agonizando en la más triste de las situaciones posibles.

Y es que un Gobierno que es capaz de destruir 700.000 puestos de trabajo en siete meses, aunque sólo fuese por higiene democrática y por ética política, debería de haber dimitido y entregar el poder para que alguien más preparado y capacitado que ellos tratara de enderezar el rumbo.

Pero eso a los tres meses de haber ganado las elecciones es pura utopía, ya que se sienten cargados de razones para seguir, sin pensar que si han seguido ha sido gracias a la sarta de mentiras y argumentos falaces que han usado durante el periodo electoral para engañar a una ingente cantidad de españoles que siguen “votando socialismo” porque sus abuelos ya lo hacían, sin pensar quien representa ese socialismo, qué fundamentos económicos, políticos y morales tiene para poder llevar la nave a buen puerto.

Y así nos ha lucido el pelo.

Veremos hasta cuándo, pero insisto en que estoy convencido que no por mucho más tiempo.