Ciudadanos, ¿Y ahora qué hacemos?
Apenas hace dos semanas, en mi columna del 15 de Junio de 2019, me permití anunciarles que en mi opinión se había iniciado la catarsis de este partido.
Como todos los partidos que nacen por “acumulación” y se nutren de decepcionados o destituidos de otras ideologías, tienen que acabar estructurándose alrededor de unas ideas o criterios políticos bien definidos.
El ejemplo más evidente en España, lo tuvimos en su día en la UCD de Suárez, donde se juntaron a la vez los residuos más evolucionados democráticamente del franquismo militante, mas los cristiano-demócratas, los liberales e incluso social-demócratas a quienes el PSOE no acaba de convencerles entonces, porque no estaba clara todavía su transición desde el socialismo tradicional a los criterios más evolucionados vigentes tanto en Escandinavia como en la misma Alemania, entre los socialistas de esos países.
En definitiva, trataron de integrar en un solo partido a todo el arco de centro derecha que quedaba entre la Alianza Popular de Fraga Iribarne y el socialismo tradicional del PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra.
Ese partido no llegó a consolidarse adecuadamente y en menos de diez años, estalló fruto de las corrientes políticas que se enfrentaron entre ellas, cuando se perdió gran parte del poder inicialmente conseguido y acabaron víctimas de las guerras internas entre unos y otros dentro del partido.
Alberto Rivera ha repetido hasta la saciedad su idea de convertir a Ciudadanos en algo similar a aquella UCD, pretendiendo que el PP asumiría el papel de la Alianza Popular de los primeros años del Reinado de Juan Carlos I y el PSOE actual de Zapatero primero y de Pedro Sánchez ahora quedarían situados a su derecha e izquierda respectivamente, con la pretensión de ser “el partido bisagra”, que decidiera en cada momento hacia qué lado de la balanza, debería de orientarse el Gobierno Nacional.
Pero lamentablemente, no supo analizar bien, los efectos secundarios que hicieron naufragar al proyecto de UCD, para no reincidir en los mismos errores.
Y por eso no han tardado en crecerle “los enanos políticos” dentro de su formación, a la que han llegado demasiadas adquisiciones poco recomendables o con las ideas confusas, para crear el primer cisma serio dentro del mismo Comité Ejecutivo del Partido.
Mientras toda la fuerza del partido se mostraba apenas en Cataluña, todos sus componentes tenían muy claro que su objetivo común era la defensa de la españolidad de Cataluña, y por eso lograron llegar a ser el partido más votado en Cataluña, en las Elecciones Autonómicas Catalanas, aunque no pudieron formar Gobierno al no poder aglutinar a su alrededor el suficiente número de escaños, limitándose a ser, con notable brillantez la “Espada de Damocles” del independentismo, en la personalidad arrolladora de Inés Arrimadas y su equipo de colaboradores.
Pero una vez deciden “echar el resto” en todo el suelo nacional y presentar candidaturas en todos los rincones del país, empezaron a colarse en sus filas advenedizos de todas las tendencias y quinta columnistas tanto del socialismo español, como del francés y disidentes del PP que quedaron fuera de las listas.
Y precisamente por esa falta de una ideología político-económica única y perfectamente definida, es por lo que apenas hace unos días empezaron las dimisiones en su equipo de dirección.
Toni Roldán, una de las figuras más destacadas del equipo económico de Garicano, dimite del Comité Ejecutivo, renuncia a su acta de Diputado se da de baja en el Partido y da un claro ejemplo de honradez, siendo consecuente con sus convicciones.
Su mentor, sin embargo no abandona la formación política ni su escaño en el Parlamento Europeo, donde espera ser nombrado Presidente o Vicepresidente Económico por el Grupo Liberal, aunque eso sí aplaude en todos los medios, la decisión de su alumno aventajado.
Tampoco Nart quiere renunciar a su “bicoca” europea, pero no se corta al criticar las decisiones tomadas por acuerdo del Comité Ejecutivo de Ciudadanos con una mayoría que superaba los dos tercios del mismo.
Manuel Valls, presionado por Macrón (ahora en perfecta sintonía con Pedro Sánchez y el PSOE español) sacudió el árbol de Ciudadanos desde dentro, tratando de pudrir sus raíces al servicio del socialismo europeo y de la masonería francesa.
Y tras ellos otros que estaban deseando que se pactara con el PSOE la gobernabilidad de España al precio que fuera, añaden otra zancadilla al equipo de Rivera.
Olvidan que durante toda la campaña electoral, la idea que se vendió fue la de negarle el apoyo en todo momento y lugar al PSOE de Pedro Sánchez y esa fue la razón fundamental por la que tuvieron unos resultados tan espectaculares como inesperados en todo el suelo nacional.
Sin embargo su obsesión tras las elecciones, cambia de orientación y se centra en negarle el pan y la sal a VOX, que a fin de cuentas es la que les puede otorgar a nivel Autonómico y Municipal, muchos ayuntamientos y algunos Gobiernos en Comunidades.
Tensan tanto la cuerda, que hoy, viernes 28 de Junio al anochecer, aún quedan por perfilar muchas cosas, ya que VOX se ha cansado de tantas humillaciones y les amenaza con pasar a ser oposición todos juntos, si no se avienen a razones en todos los sitios y de una forma especial en la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid entre otras.
VOX ha hecho públicos los acuerdos firmados con el PP y aparentemente refrendados “in pectore” o de viva voz por Ciudadanos.
Todo se ha complicado por no querer sentarse en la misma mesa PP-Ciudadanos y VOX para firmar todos los acuerdos, pretendiendo los naranjas que otros asumieran los riesgos para recoger ellos los frutos.
¡SE ACABARON LAS TRAMPAS Y MENTIRAS!
Ahora, que cada palo aguante su vela y o jugamos todos sin cartas marcadas o no hay partida.
Alberto Rivera tendrá que decidir con los miembros de su ejecutiva lo que más le convenga, si pactar con los socialistas, aceptar a VOX como un socio conveniente o romper todos los acuerdos suscritos con el PP a falta de los votos de VOX, que les imposibilitaría conseguir poder en muchas ciudades o Comunidades Autónomas.
De su decisión va a depender en gran manera su futuro político, y su credibilidad ante el electorado.
Que no olvide lo que le ocurrió a UCD en su día.