Capitalismo del sudeste asiático (IV)

Esta semana voy a tratar de explicar y analizar para ustedes otra concepción de de la democracia dentro de otro sistema de libre mercado, que siempre ha merecido todo mi respeto y consideración.

Entre los países mas significados que se rigen bajo estos conceptos, el mas emblemático y ejemplar es sin duda Singapur aunque en parámetros similares podemos ver también a Tailandia, Filipinas y Malasia todos ellos bien conocidos por mi, e imagino que algunos de sus vecinos como Vietnam, Laos o Cambodia que nunca he visitado y que en los últimos quince años tratan de seguir los ejemplos de los primeros, integrándose totalmente en sus teorías comerciales y económicas con un acierto considerable.

Desde que a principios de los años setenta del siglo pasado visite por vez primera la zona, quedé impactado y sorprendido por la laboriosidad, sentido de la responsabilidad, seriedad comercial y hospitalidad de Singapur, y no me cupo la menor duda del futuro que les esperaba a los chinos de este rincón del mundo.

Luego los países árabes del margen occidental del Golfo Pérsico (ahora llamado Arábigo) han conseguido la supremacía en muchos sentidos, pero para ello cuentan con un recurso tan abundante y preciado como el petróleo, mientras que la gente de la pequeña Republica de Singapur con apenas 700 kilómetros cuadrados de superficie para algo más de cinco millones de habitantes, sólo contaban con su inteligencia, su espíritu de superación, sus ganas de trabajar y su sensatez.

Y con esos argumentos tan elementales como fundamentales han pasado de tener una “renta per capita” de apenas dos mil dólares americanos entonces, a superar los 40.000 $ muy recientemente, es decir casi doblando la española, y multiplicando por veinte la suya en menos de cincuenta años.

Y como quizás ya me hayan leído en alguna otra columna anterior, el artífice del milagro ha sido el Presidente Lee Kwan Yu, un hombre austero, disciplinado, honesto y trabajador a carta cabal, que supo explicar y hacer comprender a sus conciudadanos en 1969, cuando Singapur y Malasia se independizaron amistosamente, quedando los musulmanes en Malasia y los chinos en Singapur, aunque conviviendo ambas razas pacíficamente en los dos lados de sus fronteras, que su futuro, estaba sólo en sus manos.

El menor esbozo de corrupción se vio cortado de raíz y se motivó al máximo la iniciativa privada, siendo todos conocedores de que nada era gratuito, y todo tenía un costo y por lo tanto un precio, ya fuera para el Estado o para los ciudadanos, y como el Estado eran todos, lo que era bueno y justo para ellos sería bueno para el Estado.

Tan solo en dos temas el Estado tuvo una participación muy activa, asumiendo competencias directamente:

EDUCACION BASICA, que era gratuita y en la que se daba una importancia trascendental a las calificaciones de los niños, desde muy pequeños, a fin de motivarles y estimular su creatividad y su espíritu de responsabilidad desde muy jovencitos, y me sorprendió desde el principio la importancia que se les daba en el entorno familiar a ese detalle que aquí en España apenas adquiere la categoría de anecdótico.

Y era así, porque dependiendo de esas calificaciones en aquel último cuarto del siglo pasado, los alumnos con un expediente académico brillante en Primaria y Secundaria, podrían tener becas estatales para estudiar en las distintas Facultades de la Universidad de Singapur e incluso optar a otras en Australia según tuve ocasión de conocer en las familias de mis amigos y conocidos.

Se exigían unas calificaciones excepcionales para optar a ellas, y por eso se consiguió estructurar una sociedad excepcional, que es la que hoy gobierna, administra y lidera uno de los países más prósperos del mundo.

Los estudiantes que aquí se considerarían simplemente buenos, allí dependían de las capacidades económicas de sus familias, para poder acceder a la Universidad.

Nunca se despilfarró un solo euro en la mediocridad, de ahí su brillantez.

VIVIENDA, fue la otra faceta que dispuso de un intervencionismo estatal exagerado, pero imprescindible.

Y para entenderlo basta con ver que en una superficie aproximadamente la décima parte de la provincia de Castellón, viven mas habitantes que en toda la Comunidad Valenciana con una densidad de población de mas de 7.000 habitantes por km cuadrado.

El Estado levantaba condominios con muchas alturas y amplitud de zonas verdes alrededor y a los apartamentos públicos, podían optar todos los ciudadanos previamente listados, a los que se les concedía la vivienda para casarse y no a precios fijos, sino en base a unos porcentajes determinados (al principio creo recordar que eran el 15 %) sobre sus ingresos mensuales, y a pagar durante muchos años, para de ese modo no vivir con la angustia de las hipotecas.

En lo demás la libertad de mercado era total.

No había subsidios de desempleo, pero curiosamente nunca hubo un problema de paro entre ellos.

En las épocas de crisis el Gobierno intentaba ayudar reduciendo en la medida de lo posible los escasos impuestos que existían, y el trabajador, conocedor de la situación empresarial solía aceptar la adecuación de sus ingresos a la salud de su empresa.

Era el momento de cambiar de empresa para los mejor preparados o más inteligentes que siempre eran buscados y veían mejorar sus ingresos en la medida en que aportaban mejoras a las empresas que les contrataban.

Los servicios sanitarios, los pagaba cada uno de su bolsillo, como lo hacíamos aquí en España en los años cincuenta o sesenta, con igualas médicas, aunque la asistencia hospitalaria, siempre la encontré excepcional y su precio muy razonable, cuando la requerí para mi o para algún acompañante, amigo o conocido.

Más de una vez visité el Mount Elisabeth Hospital en pleno centro y junto a Orchard Road afectado por lo que ellos llamaban “colerina”, y fui atendido perfectamente a un costo muy razonable.

En fin, que esos servicios que nosotros entendemos imprescindibles que nos sean facilitados gratis, allí todos son conscientes de que cuestan muy caros, y la única manera de restringirlos, es usándolos cuando son necesarios, y pagándolos cuando se usan.

Si consideramos que allí no se les retenía parte de sus salarios por todos esos conceptos, ni se pagaba IVA, ni IRPF y que apenas se pagaba un 5 % de impuestos estatales, y una tasa mínima para tener acceso con vehiculo propio al Centro de la Ciudad, para evitar congestiones de tráfico en horas punta, veremos que cada cual administraba sus recursos económicos de acuerdo a sus propios criterios y necesidades y los impuestos para cubrir las contingencias del Estado eran mínimos por dos razones:

HABIA MUY POCOS POLÍTICOS PROFESIONALES, Y MUY POCOS FUNCIONARIOS, TODOS ELLOS SENSATAMENTE RETRIBUIDOS.

Algo tan elemental como eso, era suficiente para tener una nación próspera con unos ciudadanos satisfechos.

Y buena prueba de ello, es que sus vecinos han intentado copiar y asimilar gran parte de esas actitudes y por eso sus economías se conocen como las de los TIGRES DEL SUDESTE ASIATICO.

Para ello es fundamental ser chino, no haber vivido en la China Comunista, haber pasado penurias y tener ganas de que sus nuevas generaciones no las pasen.

Con esos condimentos y siendo una población pequeña, se ha conseguido ese milagro en Singapur, y se está progresando a pasos agigantados en sus países limítrofes.

Hace diez años que no he vuelto allí, pero siguen diciéndome que la evolución sigue su curso aunque quizás a pasos menos largos, pero igual de seguros y con los mismos criterios.

Algo tendrá el agua, cuando la bendicen así.