Los candidatos… y los partidos a los que representan
Y lo cierto es que es algo a tener muy en consideración, al menos por mí a la hora de votar.
Como consecuencia de ello, me puse a repasar esta mañana las distintas candidaturas que se presentan a las próximas municipales, para ver a qué conclusión llegaba yo mismo, y me he sorprendido enormemente, ya que si no fuesen al amparo de una marca política determinada, no me importaría en absoluto votar a diferentes candidatos de las listas, a las que nunca votaré, precisamente por representar lo que representan.
Comentábamos qué diferencia puede haber en los candidatos que figuran en segundo lugar en la lista del PP o en tercer lugar de la del PSOE, los dos jóvenes, con una educación muy similar, y unos principios éticos, religiosos y morales igual de respetables sin ninguna duda, hermanos y criados con los mismos principios, que sin duda han sido excelentes.
Teóricamente, ninguna razón debería de impedirnos el voto a María José Safont, a no ser lo que representa hoy la lista en la que va incluida. Y lo mismo vale en mi opinión para el cabeza de lista, Ramón Monferrer, persona educadísima, correcta y sin ninguna duda con unos principios éticos y morales que no estarán nada lejos de los míos.
Algo similar aplicaría en el caso del Bloc, a José Miguel Ros Blasco, ya que en términos generales, cuando debatimos de cuestiones morales, éticas o religiosas, nunca estamos lejos en los planteamientos y solemos coincidir bastante. Sólo nos separan criterios de nacionalismo, que son tan respetables los suyos como los míos, ya que en los dos casos repudiamos la violencia y abogamos por el diálogo, aunque él se siente muy próximo a Cataluña y distante de la nación única española, y yo me siento muy español, sin dejar por ello de sentirme también muy valenciano, y para nada catalán, ya que para mí los catalanes pertenecen a otra región española, en pie de igualdad con los que tenemos nosotros, y no en ese plano de superioridad que ellos quieren asimilar, al pretender hacernos formar parte de sus utópicos “Paisos Catalans”.
Para no extenderme demasiado, a todos ellos no me importaría en absoluto votarles en unas listas abiertas, como a otros muchos candidatos de otras listas e incluso de las mismas, en las que ellos van incluidos.
Pero lo que representan, nunca lo votaré.
En las circunstancias actuales, el socialismo de Zapatero y el catalanismo del tripartito, tanto unos como otros, han ninguneado a lo valenciano, a nuestros intereses , y nos han tenido sometidos a una discriminación negativa importantísima, unos por obtener el poder a costa de lo que fuese, y los otros por obstruir nuestras posibilidades de desarrollo turístico y económico, por temor a perder ellos con la explosión de la economía valenciana, todas las ventajas de las que habían venido disfrutando
Nada tengo contra el socialismo como filosofía, que me parece maravillosa por lo solidaria, humana y honesta que es en teoría.
Contra la puesta en práctica de su política que lleva el Gobierno de Zapatero, podría hacer un listado tan largo y contundente de sus medidas antiterroristas, de su manejo de la justicia en beneficio partidista, de sus pactos secretos con los asesinos etarras, que ellos mismos se encargan de airear día a día en GARA y otros órganos de difusión etarras, de sus barbaridades en diplomacia internacional, de sus apaños en la oficina económica de Presidencia de Gobierno, ninguneando al Ministro de Economía para obtener beneficios inconfesables, en fin, que hasta el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (nombrado por ellos) ha tenido que dimitir, avergonzado de la conducta de los responsables de dicha oficina, denunciando la inmoralidad de sus actuaciones.
En Ibiza, se les destapa la corrupción inmobiliaria en forma de comisiones e inmediatamente el Fiscal General da instrucciones a todos los fiscales para que ignoren ese tipo de denuncias hasta después de las elecciones, es decir, tratando de protegerles del daño que eso pudiera hacerles.
Son tantas las cosas de las que avergonzarse, que cualquier persona con un mínimo de información, y sentido ético, le caería la cara de vergüenza de votarles… aunque los candidatos que presente sean oro en paño.
Espero que cuente mucho más ese sentido de la responsabilidad y de la ética política, que la simpatía personal que puedan tener los candidatos que presenten, pues de no ser así se verán reforzados y enaltecidos en el trono de sus barbaridades, y nos esperarían unos años muy difíciles.
En cuanto a los catalanistas del Bloc, vale lo mismo.
El día que los representantes de las instituciones catalanas respeten lo valenciano y nuestra identidad, acepten que nuestra lengua es común, pero con más derecho histórico a llamarse valenciano que catalán, por hablarse ya antes de que existiera Cataluña, en el Reino de Valencia, y se liberen de ese empeño en convertirnos en lo que no queremos ser (catalanes), empezaré a respetarles como se merezcan, y a entenderles.
Y, muy especialmente, el día que den el mínimo síntoma de solidaridad, permitiéndonos recibir el agua que les sobre, esa agua que han preferido verter al mar en miles de millones de metros cúbicos, antes de trasvasárnosla a nosotros.
Si ellos no son capaces de darnos ni siquiera el agua que les sobra y la tiran al mar, menos debemos darles nosotros, nuestro voto valenciano para que sigan perjudicando nuestros intereses.
Sería un síntoma de estupidez del que debemos de escapar.
Cualquier otra opción de voto me parecerá muy valida.
Pero al PSOE y al Bloc, recomiendo no darles ni agua. Lo mismo que ellos han hecho con los valencianos.