¿Campaña electoral… o conflicto de intereses?
Pues por lo visto estamos en una república bananera en la que como ocurría en los mercados de nuestra infancia llega el charlatán de turno, ofrece mil y una cosa a cambio de nada, peines para calvos, mantas para dormir en verano y pisos para los que no tienen dinero.
Ayudas para alquileres, que al no estar apoyadas por un soporte adecuado van a permitir las permutas de favores entre amigos, alquilando pisos a los hijos el uno del otro, y así cuando mas “espabilado” o más inmoral sea uno, mas fácilmente podrá sacar dinero del erario público en beneficio propio.
Prometen 400 euros sin decirnos si nos los darán en efectivo, a cuenta de impuestos o a deducir de ellos, pero lo evidente es que quedaran siempre al margen los más desfavorecidos, es decir aquellos que no tienen recursos, jubilados o viudas que no están obligados a hacer declaraciones de renta por no llegar a los ingresos mínimos.
La sensibilidad social de un Gobierno que se llama socialista, cuando no pasa de ser “zapaterista”, es tan “especial” que se olvida de los más necesitados.
No nos hablan para nada de su programa, muy probablemente porque no lo tienen, pero cada día crean un nuevo frente con el fin de arañar votos.
Algún asesor “visionario” les habrá dicho que a mayor anticlericalismo más votos de la España laica, y se empeñan con saña en demonizar a la Iglesia Católica.
La Conferencia Episcopal saca un comunicado indicando que los votantes católicos no deben de votar a partidos políticos que quieran negociar con los terroristas, y ellos, en vez de ser consecuentes con lo que dicen defender, que es “perseguir a los terroristas” como lo están haciendo ahora y encarcelándoles, se enfrentan con la Cúpula
Eclesiástica, tildándoles de inmiscuirse en temas de política.
¿Acaso no están los dos en la misma línea de oposición con el terrorismo?
¿Quizás nuestro Presidente de Gobierno piense reemprender de nuevo la senda de la negociación con los terroristas si sale elegido de nuevo?
No lo comprendo, y mucho menos comprendo que se empeñe y persista en su torpeza el Presidente del Gobierno de “cultivar adversarios” con tanta dedicación.
No son capaces de presentar un programa económico lógico y convincente para que se les vote.
No son capaces de explicar cómo van a frenar la cabalgada de la inflación que estamos sufriendo en los últimos meses.
No son lo suficientemente preparados para arbitrar medidas que frenen la enloquecida carrera del “paro” que ha creado 177.000 desempleados en el año 2007 y se ha visto aún incrementado con más de 35.000 ya en el primer mes del presente año.
Y frente a todo eso, se limitan a vender humo, a abrir frentes imaginarios para que durante la campaña electoral no se hable de lo importante, de lo que preocupa a la sociedad española, del desempleo, del aumento desorbitado del costo de la vida, de la subida de los intereses hipotecarios, del hundimiento de la bolsa, que al fin y a la postre sólo viene a significar la falta de confianza en la política económica del Gobierno (independientemente de la crisis internacional, que estando ahí, ha afectado mucho menos a las restantes bolsas europeas).
Y mientras, la oposición se muestra tibia en sus críticas y apenas incide en los grandes errores cometidos por el Gobierno de Zapatero.
Y pese a eso, el Gobierno actúa como oposición todos los días, tratando de restar credibilidad por todos los medios posibles a las iniciativas del PP, y estos son incapaces de reaccionar con la misma virulencia, reprochándoles a quienes están en el poder todas sus incapacidades, tanto de acción como de omisión.
Probablemente estén guardando toda su “pólvora” dialéctica para los enfrentamientos televisivos entre Zapatero y Rajoy, pero mucho me temo que en dichos enfrentamientos van a tener que jugar en “campo contrario”, porque de no ser así y no tener esa ventaja, Zapatero nunca aceptaría debatir “cara a cara” con el Jefe de la Oposición.
Es muy consciente de su inferioridad política e intelectual y sabrá “escurrir el bulto” si no cuenta para ese enfrentamiento con un moderador de su agrado y que le sepa sacar de los apuros en el momento oportuno.
Así que o espabila la oposición… o se quedaran compuestos… y sin posibilidad de reacción.
Poco falta para saberlo.