De ayer a hoy: ¿Cambios profundos?
En la tertulia de amigos a la hora del desayuno, comentamos el pasado viernes, uno de los refranes más recurrentes de nuestra juventud y que eran fiestas de carácter nacional en toda España y han sido borradas del mapa festivo en sus días originales, para ser sustituidos por otros alternativamente en cada Autonomía.
“Tres jueves hay en el año, que relucen más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Christy y el día de la Ascensión”.
En algunos lugares como Toledo, se conserva el Corpus como festividad local y probablemente en otros quizás el Jueves Santo o la Ascensión, pero la celebración litúrgica de las dos últimas se ha pasado al domingo posterior y ninguna de las tres tiene carácter de fiesta en todo el ámbito nacional.
Algo tan aparentemente intrascendente como eso, en mi opinión llega mucho más allá en la realidad.
Muy probablemente se acoplaran todas ellas o al menos algunas, como festivos de carácter provincial o autonómico y por lo tanto aquellos “puentes de jueves a domingo” que tantas veces disfrutamos los españoles durante nuestras largas primaveras, han desaparecido para disgregarse a gusto e interés de nuestra clase política en cada provincia o autonomía española.
Se nos niega a los españoles la posibilidad de unificar a nivel estatal todos esos festivos (“pontificados o no”), para darles a nuestras representaciones políticas autonómicas, la capacidad de acoplarlos a su mejor gusto y manera.
Dejaron de ser fiestas nacionales, para convertirlas en municipales o autonómicas.
Por primera vez, en toda la Comunidad Valenciana, vamos a disfrutar el próximo lunes día de San Juan como fiesta autonómica, lo cual me lleva a pensar que probablemente no tardemos en reivindicar La Magdalena con el mismo criterio, como ya teníamos la de San José.
Es decir, que aunque no se corresponda exactamente en fechas ni en épocas, “los tres jueves que relucían más que el Sol”, cambiaran de día de la semana, al lunes de la Magdalena todos los años o al día de la semana que le corresponda a las otras dos.
¿Es bueno o es malo?
En mi opinión, ni lo uno ni lo otro.
Es sencillamente diferente y acorde con los tiempos que corren, pero se quiera o no quiera reconocer, se pierde el criterio festivo de carácter nacional y estatal, para acoplarlo a un ámbito más reducido, con lo que ya nunca serán coincidentes esos jueves festivos en todo el territorio nacional.
Un paso más, voluntario o involuntario para magnificar las diferencias culturales y festivas de toda España, sustituyéndolas por otras de carácter más limitado y disperso.
Cuando en Europa se tiende a unificar criterios y combatir de una forma indudable los nacionalismos centrífugos, en España no sé si queriendo o sin querer tendemos a evitar las fiestas religiosas de carácter general, cambiando nuestro propio calendario litúrgico dispersando su componente festivo-religioso nacional.
Noto que me hago viejo, cuando argumento este punto de vista y la gente de mi entorno, me mira entre asombrada y perpleja cuando lo expongo, esbozando una sonrisa enigmática.