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Per Miguel Bataller
Columna de Michel - RSS

¿Por qué no Academia de la Lengua Valenciana?

    Desde la creación y composición de la Academia Valenciana de la Lengua, me he estado preguntando la razón de esta denominación, en vez de llamarla Academia de la Lengua Valenciana, como requeriría la realidad, si se hubiese obrado de acuerdo con los principios de nuestro Estatuto de Autonomía e incluso de la Constitución Española, y la verdad es que nadie ha sabido explicármelo racionalmente ni darme una razón convincente que me dejara medianamente satisfecho.

    Si lo he consultado a algún filólogo, me han respondido siempre que eso sería tanto como demostrar la cuadratura del círculo, y se han salido por la tangente.

    Cierto es que esos señores a los que les pregunté están involucrados política y culturalmente en el tema y seguramente no encuentran razones válidas con las que argumentar, pero como viven y comen de ese tema, para ellos mejor “no meneallo” que afrontarlo, porque les podría traer más quebraderos de cabeza que soluciones, y como así se sienten confortables, para ellos no vale la pena “marear la perdiz”.

    Cuando lo consulté con algún político, me dijo que ese fue uno de los peajes a pagarle a Jordi Pujol en la primera legislatura de Aznar para conseguir su apoyo parlamentario en las Cortes al Partido Popular, es decir que la denominación fue moneda de cambio para poder gobernar, ya que con esa denominación los catalanes y “catalinos” siempre podrían hacer lo que están haciendo, es decir, añadir el apóstrofe de que nuestra Academia es la Academia Valenciana de la Lengua… Catalana, aunque esto se dé por supuesto y no se mencione.

    Y por ahí es por donde más me molesta a mí e imagino que a muchos más valencianos, que estamos muy interesados en nuestros nuestras señas propias de identidad.

    Tenemos una bandera, perfectamente definida y diferenciada de la cuatribarrada aragonesa que han asimilado los catalanes.

    Tenemos un himno regional, que es el más bonito de todos los españoles, entre otras razones porque es solidario, noble y ofrece todo lo valenciano al servicio de España, dando una lección de desinterés y armonía, cuando la mayoría de los otros regionalismos (que pretenden ser nacionalismos, sin haber sido nunca una nación) sólo buscan el interés regional (cuando no unipersonal) y el egoísmo antes las demás regiones españolas.

    Y finalmente tenemos una lengua, que si bien comparte raíces y orígenes con la lengua que se habla en la Cataluña actual y en las Baleares, tiene sus peculiaridades que la diferencian, y que por lo tanto merece al menos el mismo respeto que lo que ahora llaman lengua catalana, ya que en nuestra región ya se hablaba mucho antes de que Cataluña existiese, así que muy difícilmente le podemos llamar catalana a esa lengua que precede a Cataluña en el tiempo, y la supera en el espacio limitado de Cataluña.

    No soy lingüista… pero tampoco tonto, y sé leer e informarme.

    Si de algo me avergüenzo es de no saber escribir correctamente el valenciano para poder escribir este artículo en mi lengua vernácula, pese a haberlo hablado desde que nací, pero claro, cuando yo lo hablaba diariamente en mi casa y con mi familia, no había una manera de estudiarlo, por lo que nos limitábamos solamente a hablarlo de una manera coloquial, y ahora que podría dedicar mi tiempo a estudiarlo y escribirlo me niego a hacerlo, porque lo que enseñan no es lo que yo he hablado toda la vida.

    Me sorprende enormemente a veces la diferencia de lo que hablan algunos contertulios míos, cuando estamos en conversaciones amistosas en un entorno distendido (que es el de cada día) y luego lo que leo escrito por ellos, que no tiene nada que ver con su forma de hablar el valenciano. Es un amaneramiento tan espectacular y catalanizado que en vez de admirarme me desilusiona.

    Por eso, y ante la coyuntura actual, después de ganar unas elecciones por mayoría absoluta, barriendo en todas las capitales, provincias y grandes ciudades, y sin tener nada que agradecer a ningún partido político catalán, ya que ninguno de ellos se ha preocupado de salvaguardar nuestros intereses frente al Gobierno Central, me parecería una medida muy acertada y necesaria del Partido Popular que tratasen de la forma legal adecuada el cambio de denominación de la Academia, pasando a llamarse, como así debió de ser desde un principio, Academia de la Lengua Valenciana, a fin de darle a nuestra lengua el rango que le corresponde.

    Sé que no debe de ser fácil, pero nunca lo tendremos mejor que ahora, para enmendar un error tan sensible y que puede herir tanto la susceptibilidad de los que pensamos que tenemos nuestra lengua propia con la misma categoría y rango que la catalana… pero usándola antes de ser ellos catalanes, por lo que aceptaremos cualquier denominación que quieran darle, excepto ese anacronismo de llamarla catalán, cuando no es posible aceptarlo por no existir Cataluña cuando ya la hablaban aquí nuestros antepasados.

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