Criptotimos, sanidad y democracia
La empresa de intercambio de crytomonedas FTX se desploma y sus inversores (en un buen número gente joven), atraídos por caras famosas de la NBA, del béisbol y de Hollywood, han perdido sus ahorros. Las criptomonedas, que según decían venían a convertirse en las monedas del futuro, han acabado por convertirse en las Filesas y Rumasas del presente. Otra estafa piramidal. Las monedas digitales, culmen de la filosofía económica neoliberal y de la total desregulación financiera están quebrando y arruinando a sus inversores. ¿Quién podía esperar que saliera mal eso de invertir los ahorros en espacios web opacos y en manos de influencers, nuevos ricos y extravagantes multimillonarios? En fin, se venía avisando.
Esto mismo pasaría si no les echamos el guante a los bancos y a los fondos buitre. La estafa piramidal de los bancos tradicionales la vivimos hace unos años: preferentes, cláusulas techo, cláusulas abusivas, hipotecas subprime... Y la seguimos viviendo con tarjetas de crédito usureras, las llamadas tarjetas revolving, los minicréditos, etc. ¿Se imaginan que haría la banca si no hubieran unas cuantas normas cortándoles las alas y protegiendo a las y los consumidores? Por supuesto hace falta más, y que devuelvan el rescate y que dejen de tirar a la gente de sus casas. Para eso, participación democrática y canalizar bien la rabia no votando a quien se pone del lado de los poderosos, como decía estos días Quique Peinado en la radio.
Otro espacio que los poderesos están tratando de desregular y privatizar es la sanidad pública. Estamos viendo como estalla ese modelo en Madrid ahora mismo pero hemos de ser justos, el modelo de privatización de la sanidad es seña y obra de una ley de Aznar. Para ser del todo justos hemos de decir que el PSOE es parte activa de esa ley de Aznar, es cómplice necesario, por dos motivos: el primero es por no atreverse durante años a tocarla mientras gobernaron permitiendo la proliferación de la sanidad privada a la par que se deterioraba cada vez más la pública. Y el segundo motivo es que ahora, derogada la ley de Aznar, la nueva ley sigue permitiendo la privatización en muy parecidos términos y esto es responsabilidad de la Ministra de Sanidad, la señora Darias. Lo de Ayuso ya es el culmen de la sinvergüenza aliñada con un total desprecio a la salud, la vida y al mundo rural al que además ha vaciado de urgencias. ¡Qué no se le ocurra a la gente de los pueblecitos de Madrid morirse en fin de semana que no hay médicos para salvarlos!
Si no quiere que pase lo que está pasando en Madrid, si quiere que su hospital tenga médicas, enfermeros y celadoras suficientes, si quiere urgencias que tengan el equipo personal y técnico necesario para poder salvarle la vida a usted y a los suyos, ya sabe, hay que participar en democracia, votar, y sobre todo, votar a quienes defendemos la sanidad pública sin ambigüedades. Es decir, no vote a PP ni a Vox, pues no meterán ni un duro (aunque tendrán un bonito plasma en la consulta para ver el mundial) y tampoco habrá sanitarios en su hospital de referencia ni en su consultorio de atención primaria. Pero ojo, como antes señalé, el PSOE es cómplice de toda esta tropelía contra nuestros derechos pues siempre deja la puerta abierta a los buitres de las aseguradoras privadas de salud. Hace poco, a Kiko Rivera, hijo de la Pantoja, le dio un ictus. Su seguro privado de 100 euros mensuales le dijo que no le cubría, y sin despeinarse lo mandaron a la sanidad pública que, como no puede ser de otra manera, hizo todo lo posible por salvarle la vida y lo salvó. A quienes no tenemos seguro privado y a quienes lo tienen, lo que nos salva, a todas y todos, es la sanidad pública. En su mano está recordar esto cuando vaya a votar.
Y es que la democracia no solo consiste en votar aunque el voto sea formalmente su expresión más popular. La democracia consiste en que todas y todos tengamos derecho a que el banco no nos time y a que los cryptotimadores no engañen a la gente.
La democracia consiste en que nos podamos curar todas y todos en igualdad de condiciones, seas rico o pobre, vivas en la ciudad o en la montaña, porque sin salud no hay democracia que valga. Sin salud, no hay libertad, ni hay cañitas, ni hay chuletones al punto. La democracia, señoras y señores, consiste en que podamos ir a la universidad, al FP y al instituto en condiciones de igualdad con una educación pública de calidad y con valores democráticos.
Aspirar a un mundo mejor o ver retroceder todo lo que hemos construido en estas décadas comienza con un voto, aunque antes comienza en las calles y en las conciencias. Acompáñenos, aspire a cambiar el mundo. No permita que arrasen con nuestros derechos y con lo que es común y nos salva, es más, únase, venga a las manifestaciones, participe en democracia, y sea parte de la solución. Le esperamos. Sí se puede.