Malas Costumbres

Me niego a creer que Moncofa sea una población incívica. Y también me niego a creer que en la tierra que pisamos o en el agua que bebemos en nuestro pueblo haya algún componente extraño que nos convierta a vecinos y visitantes en seres especialmente incívicos.

De ser así, sería algún componente expandido por la totalidad del municipio, tanto en el pueblo, como en las distintas playas que tenemos. Intoxicación de la cual algunos nos habríamos librado por ahora, aunque se pueden empezar a padecer síntomas ante cualquier descuido. Pero la verdad es que algo debe suceder porque en todas partes podemos ver parques y calles llenas de excrementos de perro, estos mismos perros paseando por el paseo o la playa, gente tirando la basura en los contenedores a cualquier hora del día, coches aparcados horas y horas en la zona azul del centro, restos dejados por pescadores a la orilla del mar, etc etc.

Tanto es así, que desde el Partido Popular e incluso desde la bancada izquierda del público en los plenos han preguntado al equipo de gobierno por qué no se toman medidas contra estas actitudes incívicas, y en la respuesta está la razón por la que creo que estas conductas no son derivadas de una intoxicación sino más bien fruto de un aprendizaje.

La respuesta de Jaime Picher, Alcalde del PSOE, fue algo parecido a “no podemos multar a la gente que viene a Moncofa a veranear si no, dejarán de venir” y la de Josep Canós, Primer Teniente de Alcalde del Bloc, similar a “la culpa es de la gente, que no se comporta como debería”.

Ante ambas respuestas, y después del estupor por ellas derivado, concluyo que no es que la gente se haya intoxicado sino que los años, lustros posiblemente, en la dejadez en el control de estas actuaciones han convertido el incivismo de no recoger las cacas de los perros, el incivismo de pasear a los perros por la orilla del mar o el Paseo, el incivismo de tirar la basura a deshora, etc etc, en costumbre. En una mala costumbre. A pesar de que mucha gente, con un comportamiento ejemplar, actúa como debe, otros, debido a la dejadez municipal, dañan continuamente la imagen de Moncofa.

Pero estas malas y feas costumbres debemos intentar erradicarlas, con el ejemplo y con la ayuda de la corporación, ayuda que hasta ahora no ha pasado de ser la noticia de que se van a tomar medidas al respecto. Medidas que se anunciaron y no se tomaron el año pasado y mediadas que se han anunciado y esperemos que si se tomen este año. Y por supuesto, esperamos que no sean medidas tomadas de prisa y corriendo y a golpe de talonario de multas. Ya que la costumbre “es el uso establecido por la repetición de los actos”, repetición consentida durante años por los gobiernos socialistas pasados.

En mi opinión estas medidas sancionadoras, a pesar de ser desagradables se deberán de tomar, pero después de una concienzuda campaña de limpieza que demuestre a la gente la voluntad real de la corporación por poseer un entorno limpio y después de una campaña de concienciación que advierta de que esto no puede seguir así. O sea después que se demuestre, por parte de la corporación socialista, que lo que se persigue no es otro titular con el que salir al paso sino recuperar una imagen de destino turístico apetecible y limpio.