Los jabalís destrozan cultivos
Agricultores y vecinos del campo se sienten amenazados por un animal que encuentra alimento fácil cerca de las zonas urbanas. No es de ahora, la guerra contra los destrozos del jabalí es vieja, asociaciones de agricultores de toda España, han alertado hace tiempo de las superpoblaciones de este cerdo salvaje que devora todo lo que se pone a su paso. Ya no se ven uno o dos ejemplares aislados, sino que van en manada en grupos de siete u ocho y lo destrozan todo.
Son animales de hábitos nocturnos, escondidos en el monte o en riberas de ríos, cuando cae la noche y amparados en las tinieblas asaltan los cultivos de las huertas colindantes, sean patatas, frutales, racimos de uvas y todo tipo de verduras que encuentren a su paso. En los árboles jóvenes o plantones, intentando comer el fruto desgajan las ramas, las tronchan e incluso roturan con sus colmillos el tronco hasta matar los árboles. Allí donde hay riegos por goteo, machacan las gomas, se revuelcan en la humedad hasta inutilizar el sistema y creando incontables daños en las instalaciones al agricultor
Esta crónica jabalinera podría adaptarse a cualquier parte del suelo patrio, pero yo la voy a concretar a los caminos de l’Alcora que es por donde la vida nos ha hecho transitar, cada vez con mayor lentitud y pesadez. Debido al abandono generacional de fincas rústicas y de huertas, el laboreo agrícola no es muy generalizado por estos lares del Alcalatén. Ya lo he expuesto otras veces, la juventud prefiere actividades lúdicas y deportivas, por lo que salir al campo a laborar…como que no. Por ello cada vez son menos las parcelas trabajadas en este término municipal, ya sean de secano como de regadío. Estas fincas se han convertido en auténticas islas productivas en medio del yermo general de pinar, aliagas y garrigas improductivas. Allí se cultivan huertas, almendros, algarrobos, olivos, frutales y viñas. Allí gastan sus horas, quebrantos y sudores: jubilados, pensionistas, virtuosos del campo y pocos más.
Allí acude en manadas el señorito jabalí a comer a todo tren y dejar sin cosecha a éstos sufridores, que puestos los de la tele local a poner supuestos monumentos a todo chirrimurri, ya tardan en reivindicarlo para el agricultor que es de la tierra, de donde sale todo. Y puestos a reivindicar a ver si los periodistas de todo pelaje se preocupan de documentar este problema, ya acuciante, que va a expulsar del campo a los pocos agricultores que nos quedan. Porque esta situación de arrasar las cosechas, si continúa como ahora, será insoportable. Si pones dinero y esfuerzos para cultivar, y el fruto de ese trabajo se lo zampan en dos noches las piaras de jabalíes, va a ser que cultivará su tía abuela.
Considerado pieza de caza mayor, el jabalí baja del monte y merodea las zonas urbanas donde igual busca comida en los contenedores, comederos de animales y gatos, como se adentra en las huertas destrozándolo todo y son capaces de acabar con cosechas enteras porque no respetan nada. No temen la presencia humana y pueden atacar si se sienten amenazados o se les despierta el miedo. En el monte tiene comida pero aquí le resulta más fácil y cómodo conseguirla. En los últimos años la especie ha colonizado nuevos territorios, transitando por caminos rurales y sendas con el mayor desparpajo, pueden tener entre 80 y 100 kilogramos de peso y en el caso de los machos con unos colmillos que dan yuyu.
Cada vez más, causan accidentes de tráfico porque atraviesan carreteras y caminos con la mayor impunidad. El impacto con un vehículo puede tener consecuencias muy graves para el usuario y el vehículo, de hecho se ha multiplicado las peticiones de seguros para este tipo de contingencias. Los que usamos la carretera habitualmente podemos observar atropellos de jabalís en la carretera de Castellón, la de Onda y subiendo a Lucena donde parece existir una reserva jabalinera de primer orden.
Este año si mi información no es falsa, los lumbreras de la Consellería prohibieron los cebaderos de maíz, que suelen hacer los cazadores para abatir estos animales en lo que denominan: las esperas. Estos a lo suyo, a prohibir. Sí que se han hecho batidas por varias partidas, pero estos bichos son listos y seguro que por los alrededores del pueblo donde no se puede disparar, estarán más que tranquilos porque hay sombras, agua, espesa vegetación y comida a mansalva por las huertas ribereñas. Yo me lo pensaría el transitar hoy por esos andurriales, si no se pone remedio al tema que no es ninguna broma. A estos bichos los hemos visto arremeter contra personas, con cortes y heridas muy graves.
Comen de todo, frutos, lombrices, caracoles, raíces, huevos y pollitos de perdiz, gazapos, reptiles, batracios, vamos son omnívoros lo que les hace insaciables. En nuestro entorno las huertas que no estén valladas lo van a pasar mal, porque hoy en día no respetan nada. En mi caso particular me han limpiado la viña de la Piquera, vamos no han dejado ni un grano, y encima sibaritas, empiezan por el dulce y acaban con el menos atractivo. Como este año no hay almendra, la han tomado con las viñas y todo lo que alcanzan. Por la huerta también han atacado volteando piedras y destrozando paredes, arrasando maizales y otros frutos. En fin, para pensárselo dos veces volver a plantar, si esto no se soluciona.
He hablado con varios paisanos afectados y la preocupación existe y va creciendo porque no se le ve solución, máxime cuando nadie se preocupa del campo que parece abandonado por todos. Y se debería dar una respuesta efectiva, la que fuere más adecuada y cuanto antes, porque no solo están en peligro cosechas y frutos del campo, además estamos hablando de vidas humanas que estos cerdos pueden segar en cualquier accidente de tráfico. Que no quede por decirlo, que avisados estamos. Y a quien corresponda, que se ponga a trabajar hoy mejor que mañana, antes de llorar lamentaciones.