Las aficiones son para el verano
Me lo decía un buen amigo, que las aficiones son para el verano, pues con días libres en vacaciones y buen tiempo, la gozada es perfecta. Y yo, me miraba al espejo y me veía un bicho raro porque no tenía ninguna afición de verano, bueno sí, ir algún día a la playa a coger salitre y hueso de jibia para los pájaros, pero más como terapia que como hobby, y eso ni es afición ni es nada. Entonces resultaba que mi moreno de piel no era el bronceado integral playero, para lucir el polo blanco Fred Perry de la época, sino más bien el moreno paleta y de finca rústica de secano. Mis aficiones no eran de temporada, sino más bien eran del resto del año, como jugador de balonmano los “findes” dispuesto a correr como un poseso por el campo de cemento. Yo jugaba de extremo, pista arriba y pista abajo y cuando podía y me dejaban, metía algún gol de picada que esos no los para ningún portero. Y ya ves como está el balonmano o el “handbol”, como ahora lo llaman, en quiebra absoluta y sin referencias claras, como no sea el duque consorte de la infanta Cristina y exjugador del FCB. Barcelona, Iñaki Urdangarín. Una afición ya perdida cuando fallaron las fuerzas y una rotura de escafoides en Lucena, precipitó la despedida. Gracias Ramón María Negre Ramos por llevarme a casa, nunca te lo había dicho y ya es hora. ¿Para cuando un detalle con Pedro Juan Pallarés Bachero, firme defensor del balonmano local? ¿Cuándo se muera de viejo? La gente es voluble y muy olvidadiza.
Después vino la moto de trial y las carreras federadas, otra afición proscrita en la actualidad y casi desaparecida. Primero a los mandos de Bultaco, después Merlín, Montesa y Beta, para acabar en la madurez con las clásicas Sherpas a modo de recuerdo y nostalgia de otros tiempos, que parece que jamás existieron. Se celebraban cientos de carreras, había motoclub en Alcora, y también en Castellón, Vila-real, Burriana, Onda, Vall d’Uxó, Almenara, Morella, Vinaroz, Oropesa, Villafamés, Les Coves de Vinromá, etc… Don Vicente Folch Godes alias “Escape”, como alma Mater de aquel mundillo y delegado en Castellón de la Real Federación de Motocilismo de España, junto a un exigente juez Segarra que nos las hacía pasar canutas. Tengo grabados en mi mente todos los montes, ríos, descampados, zarzales, roquedos y barrancos de la provincia, por donde nos hacían pasar con la moto a zonas “non stop”. Gracias Carlos Cervera “Charly”, por ayudarme a ganar el provincial junior. Un deporte sufrido y solitario, donde había que pagar para practicarlo. Cuando hablo de pagar no es solo la moto, gasolina y equipo de protección, además de licencias; sino por cada carrera sanpagarín de inscripción. Adiós a otra afición perdida y ésta, si que está en peligro real de extinción. No se si queda algún Motoclub de los citados, ya no se hacen triales como los de antes y ahora una especie de circo saltinbanqui, mueve el escaso cotarro a nivel elitista. Además el precio de la gasofa, está imposible.
Esta última afición trialera sí podía ser veraniega, en Oropesa ponían zonas en las rocas de la escollera para uso y disfrute de los bañistas, mientras tú sudabas a chorro por debajo del casco a 35 grados al sol, masoca que es uno. Yo jubilé el Moto Club Alcora como presidente, tras una carrera de MotoCros en Fiestas del Cristo de 1983 –mira ahora hará 30 años- en el viejo circuito l’Aliacrá, ganó un tal Fumadó de Tarragona. Aún guardo documentos y el sello de caucho en casa, de la fenecida entidad. Igual algún día me animo y cuento lo que pasó, o igual no, qué más da. Si organizan una cena de viejos motoristas con foto incluida, y no te invitan o te invitan tarde y mal, sin la mínima consideración y decoro. Aferlamá. El mundo está lleno de desagradecidos y de miserables. Y ya ves tu que dos aficiones más duras, malpagadas y con poco futuro se agenció el menda. Pero ahí no acaba la cosa, por herencia cultural del pueblo y familiar por parte de padre y madre, te inyectan el veneno de la caza tradicional. Es lo que has visto, vivido desde niño y además, lo practican todos los vecinos con absoluta normalidad. Y ahora resulta que todas esas artes antiguas y sabias, están prohibidas y con sanciones severísimas y si solo las nombras, eres una especie de zombi destructor, un contrahecho de la actual sociedad de pitiminí. ¿Con que aficiones, he? Y no darme por el golf, o el tenis, el billar, o el fútbol, que esas si tienen futuro y manejan pasta gansa, o al menos te relacionas con gente importante e influyente, que eso nunca viene mal en los tiempos que corren. El resto de las aficiones citadas son solitarias, brutales, agresivas, sudorosas y hasta proscritas. Así que uno llega a pensar que nada de lo pasado sirve y que todo está al revés, de cómo lo conocimos en nuestra más tierna juventud. Así que toca reciclarse, aunque solo sea para no acabar paranoico.
Y retomas aficiones aparcadas como la literatura, la pintura, el periodismo, la fotografía, el senderismo que son más sosegadas y adecuadas, a la edad de un señor mayor y abuelo. Pero como la cabra siempre tira al monte, y uno no puede estarse quieto como decía mi tío “Salvaoret” que hoy celebra su santo entre achaques: “Xa xiquet, redéu, estate queto”. Y entonces digo, que como no puede uno estarse quieto, surgió de la mano de Pilar, Marcos y otros individuos con ardor patrio y ecuestre, la cuestión de los medievales. Primero con los trajes de popelín en colorines y la espadica al ladico, y como nos aburríamos soberanamente y aunque ya canosos, -somos gente de acción como se habrá podido comprobar-, pasamos directos al combate recreacionista, que aunque esté coreografiado, los mandobles son de verdad y los escudos se abollan por las espadas de acero al cromo. Las flechas con protección puntera, silban a gran velocidad y rebotan en los escudos, y las catapultas te lanzan de todo. Y has de ir con cuidado que no te salten un ojo, o te lo pongan a la fumerala y virulé.
Aficiones, aficiones, las del verano. Playita, cañita, chiringuito, bronceado fino, paseíto vespertino con la parienta y por la noche, alterne y cenita en el bohío a la luz de las estrellas con una copita tropical. Lo otro, lo otro no son aficione hombre, sino un dolor de vientre e ir contracorriente de las modas y la edad. Y es que eso de que la cabra, siempre tira al monte, “veritas est”. Feliz verano a compañeros y lectores.