Vicente Piqueres Monsonís in memoriam
Hoy no es el Caballero del Komian quien escribe, hoy es su hija.
Lamentablemente el día 6 de mayo se fue para siempre el último eslabón de la familia Piqueres, ligado de lleno a tan innumerables recuerdos y vivencias de nuestro emblema y muchísima historia que aún no ha salido a la luz de Burriana.
Se ha ido de puntillas sin querer que nadie lo supiera, ese fue uno de sus últimos deseos. No lo lamentéis aquellos que os hubiera gustado dedicarle un adiós, los que lo querían de verdad sabrán entender su decisión y respetarla. Él tenía su propia filosofía e idiosincrasia.
Se ha mantenido de principio a fin siendo el mismo, nada ni nadie lo pudo hacer cambiar, la hipocresía y la mentira nunca fueron sus aliados, aunque esto a veces le pasó factura.
Ayer por la noche en su lecho de muerte del cual no me separe ni un solo segundo, viendo como poco a poco se iba apagando como una vela (solo lo abandoné, y sé que él lo comprenderá, en el momento que vi que ya había llegado la hora, y no tuve el cuajo de quedarme a escuchar su último latido), iba recordando detalles, vivencias, su característica forma de hablar, lo callado y hablador que podía ser. Miraba su mano entrelazada con la mía… y recordaba las innumerables cosas que habían dado de sí esas manos, escribir, pintar, fotografiar, música, trabajar, jugar, dar, extender, ayudar, acariciar y secarme en esta vida más de una lágrima mía. Se me ha ido mi referente, se me ha ido media vida con él. Ya ha emprendido su último vuelo como él decía, espero y confío que se haya encontrado con aquellos por quien al recordarlos se le llenaban los ojos de lágrimas, sus padres y hermanos, Juanitin, el Tío Godos, su tío Vicente Oliver el Cabanenc, Manolo Corell, Mosen Elias, y muchos más que me dejo en el tintero porque la lista sería interminable.
Me quedan sus recuerdos, que los guardaré celosamente hasta que decida sacarlos a la luz.
Me queda la alegría de tener la certeza de que he tenido un padre honesto, honrado, íntegro, en definitiva un maestro que me guiaba los pasos, desgraciadamente ha llegado el momento de que empiece a caminar sola, espero no defraudarlo.
Si alguien desea visitarlo sus restos se encuentran en el Cementerio viejo, lado derecho, nicho 85, fila dos. Y… buscando la paz, por fin la encontró allí.
Burriana fue su adoración, aun a pesar de vivir en Valencia tantos años. Es por esta razón que hoy, en su nombre, os dejo un poema y con este va su último adiós.
MI ÚLTIMO VIAJE
(Soneto con estrambote)
Cuando cierre los ojos en mi muerte
quiera Dios que despierte en mi pasado,
que me encuentre con seres de mi agrado
y en ver a mí familia tenga suerte.
¡Pare Roch!, escucharte me divierte,
y Tú, ¡Padre!, no vayas apurado,
el equipo que está junto a tu lado
te ayudó porque Tú lo hiciste fuerte.
Y… ¡qué gozo! volver a ver a tantos
que marchasteis por ser vuestro destino,
y en “algunos” con muchos desencantos.
En mi vida grabado tengo el sino.
Reprimid vuestra pena y vuestros llantos,
porque aquí se termina mi camino.
¡Oh, Madre!, cuando llegue quiero verte,
y a ti Juan, a Javier, a la familia,
disfrutando con gozo y alegría.
Me temia lo peor desde la ultima vez que hablamos por telefono y su voz entrecortada y debil no hacia presagiar nada bueno. El tambien debía ser consciente. Recuerdo que, aunque yo traté de animarle, me dijo "Maldito 2015. Maldito año nuevo" Se fue pero no se ha ido. Seguirá viva en mi su valentia, su determinación, su sinceridad, ... su amistad. Allá donde estés, mi querido Vicente, sepas que no olvidaré los momentos que compartimos. Descansa tranquilo. Descansa en paz.