Tienen arreglo

Empezaré por la conclusión; todo, por mal que esté, puede enderezarse, y con sacrificio tiene solución. Lo más complejo de cambiar es la mentalidad, y ciertamente en nuestro país es muy socialdemócrata, lo del todo gratis y aquella afirmación del ejecutivo socialista de “el dinero público no es de nadie” ha arraigado profundamente.

Esta semana, en la Diputación hemos aprobado un resultado presupuestario positivo de 15 millones de euros, que supone vulgarmente que esa cantidad se ha ingresado por encima de lo gastado. Además se ha aprobado el balance de morosidad en el que se han liquidado cero euros, repito cero, por no tener retrasos en el pago a proveedores, y además nuestros servicios de recaudación han cobrado 8 millones más que el ejercicio anterior.

En el lado opuesto a esta buena gestión está la administración central que gastó en 2011, 51.000 millones más de lo que ingresó, lo que supone que si tuviésemos que disponer solo de aquello que ingresamos habríamos de rebajar sueldos públicos e inversiones en más de un 40% adicional. Lo cual no es imaginable, ni deseable, y para ello se están impulsando las reformas laboral y financiera que pueden sacarnos del actual pozo.

Llamativo es sin embargo, la oposición visceral a cualquier cambio en nuestra dramática situación por parte de los autores del estropicio, léase Rubalcaba y demás ex miembros del último gobierno socialista.

En esta España en la que se agitan de nuevo pancartas y queman contenedores, alejarse de la pasión es una buena cosa, y para ello nada como recordar este frío dato citado del último resultado presupuestario, 51.000 millones en rojo, y ahora Mariano, ponle el cascabel al gato, pero que sepas que quienes causaron el daño tienen ya su pancarta para oponerse. ¿Oponerse a qué? Pues a todo lo que provenga del nuevo gobierno.

Lo dicho, esto tiene arreglo, nuestra Diputación no es una isla, si nosotros lo hemos hecho, todos pueden hacerlo.

Rajoy solo debe saber que en las profundas reformas que España necesita no contará con otro respaldo político que el de la mayoría de españoles, más que suficiente.