Los presupuestos de un país pobre
Hay que reconocer que somos un Estado pobre y actuar como tales supone presentar un presupuesto responsablemente menguado en un 17%, que quienes conocen la administración saben que es un esfuerzode titanes. La peor herencia económica de la historia solo podía tener como consecuencia la mayor reducción prespuestaria de la democracia.
Los intereses de la deuda socialista, que condicionan los presupuestos generales, son superiores a la totalidad del gasto de personal, mientras los funcionarios cuestan 28.000 millones, los intereses 29.000. Sin ese pago heredado se podría contratar el doble de empleados públicos, o pagarles más.
Si queremos devolver los prestamos, pagar sus intereses, mantener salario de los empleados públicos, pensiones y prestación por desempleo, solo cabe recortar de inversiones no hay mas.
La contención en el gasto y las doce reformas estructurales; laboral, finaciera, del sector público,..., son el único camino. Por eso al cínico mensaje de la izquieda, causante de nuestra miseria, de que hay que parar las innovaciones de Mariano Rajoy hay que contraponer las del Fondo Monetario Internacional, cuyo portavoz Gerry Rice, reclama que se mantenga el "esfuerzo de reforma", o las del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que advierte que “los mercados están esperando más reformas" de España, y que requerimos “mayor flexibilidad en el mercado del trabajo”
Por eso repugna a cualquier inteligencia, no viciada por el sectarismo político, que los q han multiplicado por tres la deuda publica, mandado a cinco millones de españoles al paro y arruinado los ingresos públicos –en los dos primeros meses del año el ejecutivo central solo ha podido recaudado un tercio de lo gastado-, es decir, Rubalcaba y los suyos, critiquen unos presupuestos que son consecuencia de todo ello, y que comienzan a reparar la estropeada economía nacional.
Son los presupuestos de un país pobre, es un gobierno sincero, ha contado la verdad presupuestaria, el socialismo ha entregado un país empobrecido, todavía condenado a la mendicidad internacional para poder acabar el mes.
De esta salimos, solos, y con un país nuevo. Cuando en junio esté completa la agenda reformista, postergadas en los últimos ocho años, los que todavía anhelan la revolución marxista, convirtiendo antes nuestras calles en Grecia, sosegarán sus radicales posiciones.