El Pacto Envenenado
La derogación por la vía del decreto de la Ley de Calidad Educativa, antes de que entrara en vigor, y del Plan Hidrológico Nacional, con obras ya en marcha, así como la propuesta de reformas estatutarias no pactadas, o la vulneración del Pacto por las Libertades para negociar con ETA, son exponentes de la voluntad gubernamental de fraccionar y separar más que de acordar.
Sin embargo las cosas han cambiado, y ahora, en la actual situación de emergencia nacional, el ejecutivo socialista pide al PP que “arrime el hombro”, que llegue a pactos, que no critique, que guarde silencio y apoye, sin más, a quién nos ha conducido a la mayor crisis económica de nuestra historia.
Lamentablemente tras esta apariencia pactista se esconde un Rodríguez Zapatero sin margen para el acuerdo, pues él mismo se ha encargado de maniatarse con enormes gastos e irrenunciables subidas de impuestos para que no haya posibilidad de virar nuestra política actual.
La política monetaria y sus tipos de interés está en manos de la Unión Europea y en la política fiscal los derroches del gobierno nos han dejado sin margen. Nuestra política económica al completo es un conjunto vacío.
La resistencia del socialismo a reducir un 25% sus altos cargos para regresar a la situación de 2004 o los acuerdos con las subidas salariales para los tres millones de empleados públicos en 2012, junto a la negativa a rebajar impuestos o modificar sustancialmente la contratación laboral, convierten a España en un barco sin timón, a merced del oleaje, resignada, entregada a su suerte, mientras el capitán ni está ni se le espera.
Cualquier acuerdo debe ser por la viabilidad nacional, con margen amplio, y no meros apaños, ni caramelos envenenados con los que el gobierno trata de recuperar el crédito perdido inmovilizando a la oposición. No más fotos con sonrisas y sin contenido, no lo merecen millones de parados.
Dicho de otro modo: en vez de hacer una oposición constructiva siguen pensando aún que son Vds. quienes gobiernan y que sólo lo suyo está bien. No les importan las vidas que se puedan salvar o los beneficios que pueda generar cualquier proyecto para la sociedad. Sólo siguen mirando para/por sus amiguitos del alma y piensan que seguimos en la época del ladrillazo y la especulación. No han aprendido nada ni quieren hacerlo.