Sin año nuevo

Esta es la semana en que se debaten las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, también para Castellón, sin embargo ninguna de las presentadas por nuestro grupo, ni las referidas a carreteras, al AVE o los cuarteles de guardia civil, serán aprobadas. Un pacto de socialistas y nacionalistas canarios y vascos lo impedirá.

Los Presupuestos que el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha presentado contra Castellón nos dejan sin las autovías ni el AVE prometidos.

Hace bien Alberto Fabra en exigir compromisos adicionales para la llegada de Alta Velocidad Española –esta última palabra el ejecutivo la omite cuado llega a determinadas autonomías- pues hemos sido los únicos que han visto parar dos tramos de obras ya iniciados.

Zapatero, que aún no ha visitado la provincia porque al igual que su Subdelgado provincial debe pensar que “en Castellón hay poco que ver y poco que hacer”, se irá de Moncloa sin haber puesto una sola traviesa del Ave ni haber iniciado un solo tramo de autovía.

Desgraciadamente todas las actuaciones ferroviarias de envergadura de los últimos 30 años se han concentrado en los ocho años populares. La llegada del Euromed, los seis tramos de la autovía Mudéjar o los de la de la Plana, son de la etapa de Aznar, que solo encontrarán continuidad con Mariano Rajoy en la presidencia.

Lamentablemente los Presupuestos para 2011 tendrán como consecuencia más paro -con Zapatero hemos pasado de 12.000 a 72.000 desempleados en Castellón-, más impuestos –la subida del IVA y la supresión parcial de la deducción por compra de vivienda arruinan al sector azulejero-, menor protección social –adiós a la revalorización de las pensiones-, y más desigualdad entre españoles –se rompe la caja única de la Seguridad Social-.

La agonía de 2011 sería menor si se aprobase alguna de nuestras enmiendas como la de restitución de la derogada Ley de Estabilidad Presupuestaria, para retornar al concepto superávit, estableciendo techos de gasto en todas las administraciones con la delimitación clara de las competencias de cada una, evitando duplicidades y el consiguiente derroche.

Si además se aceptase la rebaja selectiva de impuestos y la realización de aquellas infraestructuras que estrangulan el crecimiento provincial quizás hubiera Año Nuevo que celebrar.