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Per Julio Terrén
Arte en la estética - RSS

¿Es la cirugía estética inmoral?

    La respuesta a esta pregunta es más compleja de lo que pudiera parecer. La cirugía estética no es univoca. Engloba un gran número de intereses, motivaciones, intervenciones… Puede realizarse con fines funcionales, como es el caso de las cirugías reconstructivas o de aquellas que se encargan de corregir deformaciones, innatas o sobrevenidas, o defectos físicos. Pero también hay intervenciones encaminadas a atenuar o disimular, en la medida de lo posible, los efectos del paso del tiempo y de la edad; intervenciones que se realizan únicamente por motivos estéticos...

    Pero, antes que nada, es importante preguntarse: ¿Qué es la ética? La palabra ética viene del griego «ethos» que significa carácter y costumbre, de la que deriva ahetica que quiere decir la ciencia del ethos o sea, la ciencia de las costumbres; así, la ética forma parte de la filosofía y se ocupa de las conductas del hombre. La ética es dos cosas: En primer lugar, la ética se refiere a las normas fundadas de lo correcto e incorrecto que definen lo que los humanos debemos hacer, por lo general en términos de derechos, obligaciones, beneficios para la sociedad, equidad, o virtudes específicas. En segundo lugar, la ética se refiere a las normas personales que cada ser humano ha interiorizado a lo largo de su vida a partir de la formación recibida. Es necesario examinar constantemente las normas propias para asegurarse de que son razonables y que están bien fundadas.

    La cirugía plástica se rige por el mismo código ético y deontológico que el resto de especialidades médicas y quirúrgicas. La principal diferencia de esta rama de la cirugía es el importante rendimiento económico que obtienen quienes lo practican, ya que no es una especialidad que esté cubierta por la Seguridad Social. Por este motivo, siempre se puede dar el caso que, como ocurre en todas las profesiones, se opere a un paciente sin que haya una verdadera necesidad. El afán desmesurado por operar es sinónimo de lucro.

    Es ahí cuando se puede cuestionar la ética del cirujano como profesional. Muchos "supuestos" especialistas del gremio mercantilizan la profesión. Un buen cirujano debe ser ético, moral, capaz y consciente de conocer y cumplir la ley. El cirujano debe respetar el derecho del paciente a decidir libremente, después de recibir la información adecuada, sobre las opciones clínicas disponibles. Si el paciente exigiera un procedimiento que, por razones científicas o éticas, fuese inadecuado o inaceptable, el cirujano estaría en su derecho de negarse a realizar la intervención. La principal lealtad del profesional de la salud es la que debe a su paciente, la salud de éste debe anteponerse a cualquier otra conveniencia.

    Hay que tener en cuenta que la cirugía estética no tiene como objetivo exclusivo el embellecimiento físico de los pacientes, sino que es, además, una especialidad que permite mejorar la autoestima y la calidad de vida del paciente. No parece haber duda de la licitud de buscar la belleza cuando una intervención quirúrgica reporta un bien mayor a la persona.

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