¿Qué es lo bello?
Siempre se ha dicho que «la belleza está en los ojos del que mira». O al menos, eso es lo que nos dijeron a muchos de nosotros cuando éramos niños. Las ciencias y las humanidades afirman que el ideal de belleza se construye socialmente dependiendo del tiempo y del espacio. En las ciencias, por ejemplo, ciertas características son biológicamente más estéticas que otras. Lo que es un hecho es que estamos constantemente confrontados con la belleza - lo que es y lo que se supone que debe ser, si somos o no somos bellos... Las normas para definir los criterios de belleza varían en cada sociedad, en cada pueblo, en cada religión e incluso en cada individuo. Aquello que es bello para un individuo, puede no serlo desde el punto de vista de otro, y viceversa. Pero, ¿todo el mundo puede ser bello? ¿Cuál es el criterio para definir qué es bello y que no lo es? ¿Es alguien realmente hermoso? Y, ¿por qué nos importa tanto?
En primer lugar hay que preguntarse: ¿existe la belleza en la realidad? O, ¿son las cosas bellas sólo porque - el colectivo - decidimos que lo son? Apliquemos esto a la naturaleza. Existen lugares en la tierra que son impresionantes, como montañas, playas, océanos, etc. Cuando estamos en ellos tenemos una sensación abrumadora de que nos enfrentamos a la belleza. ¿Pero es una sensación natural, biológica o es fruto de la información que hemos recibido desde nuestro nacimiento?
Kant define lo bello «como aquello que, sin concepto, se representa como objeto de una satisfacción universal, o dicho de otro modo: lo bello es lo que agrada universalmente sin concepto». En cambio, Diderot afirmaba que «bello fuera de mí es todo lo que contiene en sí algo que suscita en mi entendimiento, y bello con relación a mí es todo lo que suscita esta idea».
En muchas ocasiones hablamos de lo que es bello sólo porque podemos hablar de lo que es feo. El problema de la comparación es que crea competencia. El problema de la competencia es que hay ganadores y perdedores. La belleza es compleja y multifacética. Pero muy menudo la reducimos a términos físicos - lo que parece a simple vista. El deseo por ser bello ha creado, desafortunadamente, una atmósfera carnavalesca, donde a través de mensajes publicitarios en televisión y prensa se nos bombardea con patrones de belleza enfermizos.
El papel fundamental de un cirujano plástico es el de aconsejar, entender y asesorar a sus clientes para conseguir que las intervenciones estén justificadas, sean razonables, y traten de buscar una mejoría estética visible, evitando las operaciones desproporcionadas.