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Per Manuel Guisande
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¿Sabes cuál es la parte del coche que más sufre?

    Yo de esto de los coches no entiendo mucho. Lo único que sé es que mi ilusión sería tener una ambulancia con chófer, que tuviera 7.000 luces reflectantes, 500 sirenas, una antena de 40 metros para pillar Internet, ir estirado mientras escribo un artículo o simplemente durmiendo, y a toda pastilla por esas carreteras de dios. Incluso he mirado en Google y de esto no hay nada, una desgracia, y por ello sufro; pero por lo visto quienes también sufren son los turismos, ya ves.

    ¿Y cuál es la parte del coche que más sufre? Dicen los entendido que los pedales del freno, del embrague y del acelerador; otros que si las marchas; que si los rodamientos; que si la culata; que si la dirección… la verdad es que nadie se aclara pero yo estoy convencido que la parte que más sufre es la guantera.

    No sé tú; pero yo he visto cómo algunos le dan a la guantera cada cacho leñazo, y luego, cuando no se cierra, tal repertorio de puñetazos e incluso hasta patadas… Paras en un semáforo, un conductor se pone a tu lado, ves que se inclina, se retuerce como una serpiente, desaparece de tu vista y cuando menos te los esperas oyes: plasssssssssssssssss, blummmmmm, plasssssssssssssssss, blummmmmm.

    Y no es la primera vez que tras el primer plasssssssssssssssss, blummmmmm, plasssssssssssssssss, blummmmmm se escucha otro y otro y otro y a lo mejor hasta seis seguidos en menos de cinco segundos hasta que avistas nuevamente al tipo. Y menos mal que ya sabes que es la guantera, porque eres un profesional de la conducción, que eres novato y te crees que el tío se ha cargado a alguien allí abajo en plan arrebato.

    Es cierto que el nombre, guantera, invita a eso, a guantazos; pero aguantar tanto… es que si fuera en situaciones concretas, muy determinadas, muy específicas… pues bueno; esto de darle un mamporro tendría un pase, pero no; la guantera lo soporta todo y en cualquier momento.

    Todo lo que está dentro del coche que no vale o que no se sabe qué hacer con ello… a la guantera. Y allí lo mismo entra un bolígrafo que una bolsita de plástico, que un mapa de España, que una botella o un libro. Todo, y cuando digo todo, es todo.

    La guantera es una especie de contenedor personal, de agujero negro donde todo cabe o hace que quepa, porque esa es otra. Coge un tipo, la abre, mete lo que sea y como no cierre, ¡¡¡¡ay como no cierre….!!!! allá va a la guantera a tomar viento a base de golpes, con una saña, con una furia, con una especie de odio contenido, con una agresividad… porque además en esto de la guantera, a diferencia de otras cosas, nunca se empuja para cerrar; pero ni despacio ni fuerte… no se empuja, se aporrea a leches hasta que más que cerrar se selle.

    Y lo más curioso de la guantera es que siempre cierra. Eso para mí es un misterio: las guanteras… siempre cierran, como los artículos que escribo, que siempre finalizan, se acaban, se cierran, como este que… plasssssssssssssssss, blummmmmm, plasssssssssssssssss, blummmmmm.

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