Lo que pasa cuando a tu empresa se le ocurre hacer cambios
En las empresas, en todas las empresas, hay un momento apasionante, misterioso. Y es cuando no se sabe ni por qué sí, ni por qué no, pero de un día para otro se decide que se van a reorganizar los departamentos. Ya ves qué preocupación… puedes estar en la ruina que eso sí, de morir... morir ordenaditos.
Es decir; que se coge por ejemplo el de Administración… y como si en vez de un departamento fuera un guante… se le da unos meneos que no veas y… las mesas, los armaritos y archivadores se cambian de lugar y así; Juan, que estaba al lado de una ventana, ahora se queda sin ella y le toca a José, que tiene cara ya de DIN A-4 de tanto ver la impresora; Arturo, que miraba al fondo del pasillo… se queda sin esa apasionante visión y es a Marta a quien le va a tocar ver durante unos años el caminito aterciopelado. Y Miguel, que es el veterano, con más de 25 años, sentado en la silla que le dieron al entrar en la empresa y que ya está deshilachada, recuerda que es la trigésima cuarta vez que lo cambian y lo primero que hace es coger el pastillero porque de tanto que lo han mareado se ha aficionado a la biodramina.
Yo pensaba profundamente que estos cambios en un departamento, o incluso el traslado a otro lugar, era por la moqueta; sí, por la moqueta, para que se utilizara por todas partes y no se desgastara solo por una y así durara más. Estaba convencido que todos estos cambios estaban relacionados con la moqueta, con lo que es el fieltro, y que según la vieras desgastada te decías: «me da que va a haber unos cambios… me da que me da que los va a haber… que veo yo aquí esta mo-que-ti-taaaa… »
Había gente que me decía que no, que no era por esto, y cuando preguntaba entonces cuál era el motivo, el personal se encogía de hombros y tanto se encogía que he llegado a conocer a tipos que incluso se quedaron sin cuello, os lo juro.
Y reconozco que estaba equivocado, pero muy equivocado; los cambios no eran por la moqueta; sino que después de casi 55 años de vida y más de la mitad currando, he llegado a la conclusión que se deben para dar empleo a un idiota amigo de vete a saber quién: el organizador o, más técnicamente, el Responsable del Área Técnico Aéreo de Reestructuración Empresarial en Fase IV de Actividad Económico-Transversal; dicho de otra manera: Pepe; sí el tipo ese que está en un despacho y ni Dios sabe lo que hace pero sí lo que deshace.
Y tras la reubicación, tras la inesperada reestructuración… todo el personal se pasa una semana como si aquello más que trabajar fuera la Lotería: «Pues a mí me tocó al lado de… »; «qué desgracia, ahora veo… », «pues tuve suerte porque antes… ».
Yo, la verdad, siempre he pensado por qué no harán dentro de los edificios estructuras giratorias, como aquellas maquinitas antiguas de los barquillos, y así, el personal gira por inercia y el responsable del Área Técnico Aéreo de… o sea, Pepe, le da un botón, para en segundos el mecanismo rodante… y que quede como quede. Que te toca una ventana… pues te toca una ventana; que te toca una pared… pues te toca una pared; que te toca enfrente de… pues le das dos hostias, que tenías ya unas ganas…
Así, de esta forma, con un sistema rodante, rotante y basculante ahorraríamos en pérdidas de tiempo, en pasar semanas hablando de que si ahora estoy mejor o peor, que si veo o dejo de ver, e incluso en gastos; sí, en gastos, y sobre todo en lo que cobra Pepe, que para lo que hace… ahora claro, que si cobra por lo que deshace…. entonces, que le suban el sueldo.