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LA UNIÓ critica que no se cumple el principio de reciprocidad en los productos agrarios procedentes de terceros países

  • Hay que respetar las mismas condiciones de producción para evitar el encarecimiento de los productos agrarios europeos y fomentar la competencia desleal

LA UNIÓ de Llauradors, ante las declaraciones realizadas por el ministro Luis Planas en la última Videoconferencia de Ministros europeos de Agricultura celebrada el pasado 8 de junio sobre la defensa del principio de reciprocidad, critica que no se estaría cumpliendo y pide al Ministerio que inste a la Comisión para que ponga cartas en el asunto.

LA UNIÓ, quien ya viene denunciando esta situación, insiste en la importancia de respetar las mismas condiciones de producción para evitar el encarecimiento de los productos agrarios europeos y fomentar la competencia desleal. Sostiene que el principio de reciprocidad es clave para la defensa del modelo agrario europeo. De acuerdo con esto pide al Ministerio que forme las alianzas que sean pertinentes con aquellos Estados miembros igualmente afectados para hacer un frente común que impulse en las instituciones comunitarias la exigencia del respeto al principio de reciprocidad para asegurar tanto que los consumidores europeos se benefician de altos estándares de calidad y seguridad, sea cual sea el origen de los productos y, como para que estos estándares irradien a países terceros para promover beneficios globales.

Este principio de reciprocidad, a juicio de la organización, se debería respetar tanto en una dirección como en otra y pone el ejemplo de lo sucedido en Brasil con la ciruela española a la que se le exige un certificado fitosanitario que acredite su tratamiento con bromuro de metilo e inspeccionado y libre de Lobesia Botrana, prohibido en la Unión Europea, cuando el Bromulo de metilo es un producto altamente perjudicial para la salud humana y el medioambiente y prohibido su uso desde hace unos quince años. La organización critica esta situación que pone en peligro la exportación de cerca de 15.000 toneladas de ciruelas de media anual cuando, por otro lado, en Europa se permite la entrada de productos procedentes de Brasil a pesar de su tratamiento con productos, a priori, no permitidos.

Por otro lado, LA UNIÓ ejemplifica el caso de Francia, donde se ha dado la prohibición del Dimetoato –igual que en España- para la lucha contra la Drosophila suzukii - a pesar de que esta prohibición, aun estando aprobada desde junio de 2019, la Comisión Europea aún no lo ha reflejado en el nuevo reglamento.

Francia, que principalmente importa cerezas desde España y Alemania donde también está prohibido el uso del dimetoato, ha visto cómo los costes de producción de su cereza, al igual que las españolas, se han incrementado porque sus agricultores no disponen de este producto y, en consecuencia, han visto reducida considerablemente su superficie de cultivo, un proceso que se apunta también para nuestro país.

LA UNIÓ considera que este hecho es paradójico, ya que por el contrario se permite la entrada de cerezas de países terceros tratadas con este producto, lo que favorece la competitividad de este sector en ellos, mientras que en las zonas productoras de la Unión Europea deben reconvertir el cultivo por el incremento de los costes de producción y no poder competir con las producciones importadas.

La organización considera que son dos muestras más de la necesidad de que la Unión Europea defienda su modelo de agricultura frente a países que no respetan las exigentes normas europeas y señala que situaciones similares se pueden extender a requisitos ambientales, de bienestar animal o, incluso, de protección de los derechos y dignidad de las personas.

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