LA UNIÓ critica que en la campaña citrícola más nefasta de los últimos tiempos Intercitrus siga sin dar señales de vida y las Administraciones no concreten nada
Más de 250 millones ya de pérdidas directas para los citricultores de la Comunitat Valenciana en una de las peores campañas de la historia de la citricultura y la interprofesional Intercitrus (ASAJA, COAG, UPA, Comité de Gestión de Cítricos y Cooperativas Agro-alimentarias) sigue sin dar respuesta a la crisis y continúa desaparecida, junto a la inoperancia y lentitud de las Administraciones para adoptar soluciones, según denuncia LA UNIÓ de Llauradors.
El propio ministro de Agricultura, Luis Planas, recordaba en la reunión de la Mesa Nacional de Cítricos, celebrada el pasado 7 de marzo, la necesidad de que Intercitrus vertebrara el sector para que, además de realizar campañas para difundir y promocionar las producciones de cítricos, cumpliera con el resto de finalidades que la normativa actual establece al respecto de las organizaciones interprofesionales agroalimentarias.
El problema es que la interprofesional no ha hecho ni siquiera esas campañas ni tampoco cosas como proporcionar información y estudios para orientar la producción agroalimentaria a las necesidades del mercado y las demandas de los consumidores, ni ha promovido medidas para regular la oferta, ni ha hecho estudios para ver la evolución del mercado, incluyendo índices de precios y costes objetivos.
LA UNIÓ opina que en el contexto actual Intercitrus debería ser la herramienta más importante para mejorar la vertebración del sector y su capacidad de actuación conjunta y así se lo ha hecho saber a las diferentes organizaciones que están en la interprofesional a través de un escrito como una hoja de ruta para el buen funcionamiento de la misma. Podría en este sentido, según les traslada LA UNIÓ, ordenar la fecha de inicio y finalización de recolección de cada una de las variedades para su comercialización en fresco, en función de la oferta y la demanda, para que llegaran al mercado con las mejores condiciones organolépticas posibles, incrementando el prestigio y la marca de nuestros cítricos. Del mismo modo que podria revisar los requisitos de calidad, mínimos de madurez, tolerancias, clasificación, calibrado, en base a los estudios sobre aforos y calidades previstas, con la intención de ofrecer los productos de máxima calidad posible a los consumidores, y regular de forma ordenada los destinos cítricos a consumo en fresco o a industria, con la intención de maximizar los precios recibidos por los agricultores. Pero nada de esto ha hecho.
Cabe recordar que Intercitrus realizó campañas de promoción de naranjas y mandarinas, clementinas y satsumas hasta la campaña 2007/2008. Eran campañas financiadas mediante una extensión de norma en que se determinaba la aportación económica de cada rama, así como el objeto y las actuaciones a realizar. Y esa extensión de norma va más allá de las campañas de promoción, pudiéndose tomar acuerdos de extensión de norma sobre las finalidades definidas en las organizaciones interprofesionales agroalimentarias, como hacen por ejemplo la del vino, la del cerdo ibérico y también por ser más cercana la del limón Ailimpo, por poner algunos ejemplos como les recuerda LA UNIÓ.
Las organizaciones que conforman Intercitrus se afanaron además en su día en demandar como solución a los males del sector las ayudas a la retirada de cítricos que han sido un fracaso absoluto. A sólo cinco días de cerrar el plazo sólo se han solicitado el 44% de las toneladas que se podían retirar, poco más de las 22.000 toneladas de las 50.000 previstas; con el agravante de que alguna de estas organizaciones pedía 200.000 toneladas.
LA UNIÓ ya avanzó en su día que era una medida insuficiente, que se aprobaba demasiado tarde y que no llegaría de forma directa a los agricultores, tal y como lamentablemente así ha ocurrido. Por ello sigue reclamando alguna medida de calado que suponga una ayuda directa a los citricultores que han perdido gran parte o toda su cosecha.