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El Real de Gandia celebra mañana al beato Carmelo Bolta, mártir franciscano en Damasco en 1860

    La localidad valenciana de El Real de Gandia celebrará mañana, lunes, la festividad litúrgica de su patrón, el beato Carmelo Bolta, franciscano natural de la población que fue profesor de árabe en Damasco, donde fue martirizado en 1860 junto con diez religiosos más de la orden, entre ellos, el beato valenciano Francisco Pinazo.

    En El Real de Gandia "celebramos este lunes una misa en el templo parroquial, a las 20 horas, en honor a Carmelo Bolta pero la celebración de la fiesta será el domingo, 16 de julio, con una misa solemne a mediodía, en la que participan los franciscanos del pueblo, y la procesión por la noche", según ha indicado el párroco, Vicente Serrano.

    En la procesión "recorrerá las calles de la localidad la imagen en madera del patrono, al que se le tiene una gran devoción", ha añadido el párroco, que ha explicado que las fiestas las organiza la Cofradía Beato Carmelo.

    Por su lado, la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Benaguasil acogerá este lunes una misa en honor al beato Francisco Pinazo, hermano lego de la orden franciscana y patrón del grupo Juniors de esta localidad, puesto que su campamento de verano está situado en la aldea natal del mártir, El Chopo, que pertenece a Alpuente, ha precisado el párroco de Benaguasil Salvador Enrique Cebolla.

    Al igual que otros años, los Juniors llevarán este verano al campamento, del 21 al 30 de julio, "la imagen del beato que adquirimos hace años, y que guardamos en la parroquia, y que siempre preside las celebraciones en El Chopo", ha subrayado. El beato valenciano Francisco Pinazo es titular de una ermita en esta aldea, que rehabilitaron hace años los propios Juniors, así como de una parroquia en el barrio de Marchalenes, en Valencia.

    Martirizados en 1860 en Damasco

    El beato Carmelo Bolta nació en Real de Gandía en 1803 y realizó noviciado en el convento de San Francisco de Valencia. Ordenado sacerdote en 1829, fue predicador al convento de San Blas de Segorbe y en 1831, con otros 23 compañeros, pasó a la Custodia de Tierra Santa. Después de visitar los principales santuarios fue nombrado presidente del Hospicio de Jaffa.

    Durante diez años estuvo dedicado a la enseñanza de los estudiantes de la orden de Jerusalén, siendo durante ese tiempo dos veces superior de Damasco y párroco de los católicos de San Juan de la Montaña. En octubre de 1858, fue nombrado párroco de los católicos de Damasco y profesor de árabe para los jóvenes sacerdotes y para las escuelas que sostenía la misión católica, cargo que tenía cuando sufrió martirio el 10 de julio de 1860 durante la persecución de islamistas drusos.

    Por otro lado, el beato Francisco Pinazo nació en la aldea de Chopo, en 1802, e ingresó en 1825 en el convento franciscano de Chelva. Hizo su noviciado en el convento de San Francisco de Valencia y profesó la regla franciscana en 1832.

    Embarcó en 1843 para Tierra Santa y su primer destino fue Damasco, donde permaneció seis años, con los cargos de cocinero y sastre. Pasó, después, a la comunidad de la Basílica del Santo Sepulcro, de Jerusalén, donde estuvo seis meses y luego fue a Nicosia (Chipre) prestando servicios en la parroquia latina. Después estuvo algún tiempo en Nazaret, Jaffa, San Juan de la Montaña y, finalmente, fue destinado a Damasco donde sufrió martirio.

    Carmelo Bolta y Francisco Pinazo fueron beatificados, junto con otros siete religiosos de su orden y tres maronitas seglares, por el papa Pío XI el 10 de octubre de 1926, dentro de las fiestas del VII centenario de la muerte de san Francisco de Asís.

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