Pacientes, familiares y trabajadores del Hospital Doctor Moliner realizan un recital de musicoterapia
La inminente llegada de las fiestas navideñas es motivo para la celebración de un recital de musicoterapia a cargo de pacientes, cuidadores y trabajadores del HACLE Doctor Moliner que, durante una hora y bajo la dirección de las dos musicoterapeutas del centro sanitario, han interpretado canciones tradicionales y villancicos populares.
El objetivo principal de la Musicoterapia es "mejorar la calidad de vida de los pacientes mediante la música, las improvisaciones musicales terapéuticas y la creación de canciones", ha señalado Ana Alegre, musicoterapeuta del Hospital Doctor Moliner, quien ha añadido que se trata "de crear un ambiente de apoyo que fomente la comunicación y la expresión y que contribuye a cambios en la condición física, como por ejemplo, el alivio del dolor y a su vez, ofrece una forma de apoyo emocional tanto para el paciente como para el cuidador".
Un ingreso hospitalario es un período de tiempo en el que en la persona, predomina su enfermedad y, en cierto modo, su música se detiene, pues el ámbito físico predomina sobre el resto de aspectos y son la curación o la mejoría la principal meta. No obstante, según Isabel Bellver, musicoterapeuta del centro, "cuando la persona es más vulnerable, si la dejamos expresarse y permitimos que esta música personal, acompañada de sus recuerdos y sensaciones, se manifieste de nuevo, tendremos la posibilidad de compartirla y reinterpretarla y conseguiremos que esa historia que los pacientes nos quieren contar, pueda seguir siendo recordada y vivida".
Mejora del estado de ánimo
La aplicación de la musicoterapia permite alcanzar unos resultados que revelan que tanto los pacientes como los cuidadores perciben que les ayuda a relajarse, a evadirse de sus preocupaciones y que influye en la mejoría de su estado de ánimo, además de posibilitar un momento de disfrute, expresión y comunicación.
En definitiva, la musicoterapia aporta una mayor humanización de la atención hospitalaria en momentos de extrema vulnerabilidad, permite abrir nuevos caminos y, sobre todo, compartir emociones y vida.