“Hasta siempre”: el emocionante homenaje de un pueblo de Valencia a sus palmeras que dicen adiós tras 30 años
Esta localidad ha talado sus icónicas palmeras tras varias décadas compartiendo el paisaje urbano
La localidad de Potries vivió este domingo una jornada cargada de emoción y simbolismo con la celebración de una fiesta de despedida a las emblemáticas palmeras de la Plaça del País Valencià. Tras más de 30 años formando parte del paisaje urbano y de la vida cotidiana del municipio, el Ayuntamiento decidió su tala por motivos de seguridad y con el objetivo de ofrecer una alternativa más adecuada al entorno y al clima actual.
Este lunes 25 de marzo se ha llevado a cabo la tala de las palmeras, cuya retirada había sido anunciada el día anterior en un comunicado oficial del consistorio. “Lo hacemos por motivos de seguridad, y para ofrecer una alternativa autóctona con más sombra para épocas de calor”, explicaba el Ayuntamiento en sus redes sociales.
Para rendir homenaje a estos árboles que han acompañado a varias generaciones de vecinos, se organizó una emotiva despedida en forma de ‘festa popular’ con música tradicional. La jornada estuvo marcada por la celebración de danzas populares (‘dansaes’) y albaes, en un ambiente festivo y cargado de recuerdos, donde pequeños y mayores compartieron un último baile bajo las altas copas de las palmeras.
Las imágenes del evento muestran a vecinos bailando en círculo bajo el cielo azul y entre los troncos de las palmeras que, por última vez, proyectaban su sombra sobre la plaza. Fue una manera simbólica de agradecer los “tants anys de complicitats” que estos árboles han ofrecido a la comunidad, tal y como señaló el consistorio.
Con esta acción, el Ayuntamiento de Potries busca transformar la Plaça del País Valencià para adaptarla mejor a las necesidades actuales. Está previsto que en lugar de las palmeras se planten especies autóctonas que proporcionen una sombra más amplia, especialmente útil en los meses de calor intenso, mejorando así el confort de los vecinos y visitantes.
El acto, sencillo pero cargado de significado, se ha convertido en un ejemplo de cómo preservar la memoria colectiva del paisaje urbano, al tiempo que se impulsa una renovación sostenible y adaptada al contexto climático actual.